´El pozolero’ es el sobrenombre con el que se conoce a Santiago Meza acusado de disolver los cadáveres de más de 300 personas en ácido. Hasta el momento de su captura, en el 2013, figuraba entre los 20 criminales más buscados por el Buró Federal de Investigaciones estadounidense (FBI, por sus siglas en inglés) por su relación con los carteles del narcotráfico.
Tras su captura Meza declaró ser inocente de los asesinatos y dijo que él solo se encargaba de desaparecer la evidencia. Él fue un albañil que con el paso del tiempo empezó a trabajar para Teodoro García Simentel quien fue parte del cartel de Tijuana y luego del Cartel de Sinaloa, según informó la BBC.
Meza, después de su detención, declaró que para deshacerse de los cuerpos mezclaba en un barril, agua y Sosa Caústica – sustancia química corrosiva – y hacía hervir a los restos humanos por más de ocho horas. “Los cuerpos que me daban a ‘pozolear’ me los daban muertos. Los metía completos a los tambos (barriles). Una vez una señora me preguntó porqué comparaba tanta sosa, a lo que le manifesté que porque la usaba para limpiar casas”, señaló al ser interrogado.
También dijo que este método lo aprendió de dos israelíes que los llevó a México la familia Arellano Félix – quienes controlaban el Cartel de Tijuana – y sabían cómo disolver cuerpos en ácido.
Estos actos los realizaba en una finca alejada, que se ubicaba en la frontera con Estados Unidos, llamada ‘Ojo de Agua’. En ese lugar aún existen restos de la grasa humana mezclada con tierra, algunos pedazos de huesos y dientes de las personas que fueron disueltas en ácido.
Los cadáveres eran de víctimas de las guerras por controlar la ruta del narcotráfico hacia Estados Unidos, entre los carteles de Tijuana y Sinaloa. Unas 3000 personas han sido víctimas de esta batalla y existen al menos 900 desaparecidas, según datos del medio británico, algunas de estas personas se presume que cayeron en las manos del ‘Pozolero’.
Meza se ha declarado inocente de los asesinatos, pero pidió perdón a los familiares de los desaparecidos, que se han negado a perdonarlo. Fernando Ocegua Flores, presidente de la Asociación Unidos por los Desaparecidos declaró: “Nosotros creemos que ese perdón lo pidió porque todavía estaba drogado y sintió que se le caía el mundo”.