EE.UU. ya no está en guerra con Iraq, pero casa adentro se quedó con otra batalla a enfrentar: el alto endeudamiento y el déficit en parte causados por esa conflagración.
Ocho años de campaña militar en el Medio Oriente -tanto en Iraq como en Afganistán- dejan a los gobiernos federal, estatal y municipal haciendo la del sastre: cortando aquí y cortando allá para que la prenda calce a las circunstancias de un cliente cuya economía está en recesión y en una desafiante campaña política.Los candidatos atacan al gobierno federal por su mano suelta en el gasto, pero ocho años después casi nadie menciona que las guerras de Afganistán, emprendida en el 2002; y, la de Iraq, que comenzó en el 2003, son coautoras de las actuales penurias de la caja fiscal estadounidense.
Para el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, Iraq a EE.UU. hasta el 2008 le venía costando tres trillones de dólares. “Ahora esa cifra es mucho más alta”, dice.
En términos económicos, la única guerra más costosa que la que le está poniendo fin el presidente Barack Obama ha sido la II Guerra Mundial: cuatro años de guerra y 16 millones de soldados desplazados en dos frentes, contra Alemania y Japón, costaron USD 5 000 millones al día de hoy. La de Iraq costó 3 000 millones.
Las consecuencias son visibles: en el menor de los casos las municipalidades recortan el presupuesto de las escuelas y colegios, reducen y congelan los salarios de los maestros o les dan vacaciones forzadas y hasta resumen a cuatro días de clases semanales, como en el caso de Hawái. En el peor de los casos se cierran centros educativos y hospitales, mientras los estudiantes y los pacientes tienen que buscar otros centros más alejados de donde viven, al tiempo que el servicio de transporte en Nueva York elimina líneas de tren y de buses porque el Gobierno estatal no tiene para seguir subsidiando. Asimismo, el servicio de correo postal de EE.UU. en las próximas semanas anunciará si eliminará la entrega de correspondencia los sábados, porque no puede más con su alto déficit.
El actual costo social no es en exclusiva causado por las guerras, pero los miles de millones que se han destinado a ellas incluso, por primera vez, está obligando al Departamento de Defensa a hacer recortes en su presupuesto y hasta cerrar brigadas en EE.UU.
¿Cómo se financió esta guerra?, Stiglitz tiene la respuesta: con deuda. “Los costos de esta guerra son reales, incluso si son diferidos posiblemente a la siguiente generación”. Esto sin contar con la pérdida de más de 4 415 vidas de soldados de EE.UU., 100 000 vidas de iraquíes civiles y los mutilados de guerra, que se sospecha multiplica la de los caídos en combate.
Esta guerra que durante estos años dominó las elecciones y las decisiones políticas en el país, todavía dejará 50 000 soldados en Iraq pero más para tareas de asesoramiento y protección de sitios estratégicos. Para William Hartung, director de New America Foundation, “cualquier intento serio de reducción del déficit, causado en parte por las guerras, debe comenzar por una disminución del gasto en Defensa, porque el dispendio militar a un promedio de 700 000 millones de dólares al año es muy superior al del Seguro Social, que es segundo rubro en el presupuesto federal”.
Este gasto reporta un sustancial incremento desde el 2001. “Aquí es cuando debe intervenir la presión de la sociedad civil y hacer entender que hace más sentido recortar el gasto en las guerras antes que en educación, energías limpias y transporte masivo, porque estas actividades no solo crean más trabajo sino que son necesidades a ser resueltas con urgencia”, señala Hartung.
La guerrilla iraquí grita victoria
Los diferentes grupos guerrilleros que todavía combaten en Iraq califican como “victoria” el repliegue de las tropas de EE.UU., que el martes acabaron de forma oficial su participación en la guerra que iniciaron con la ocupación del país árabe en el 2003.
“Las fuerzas de ocupación han sido derrotadas con bajas que exceden los 33 000 muertos y
250 000 heridos. Están huyendo bajo los golpes de la resistencia”, precisó el Partido Baaz del ex presidente Saddam Hussein, que ahora dirige el número dos de aquel régimen, Izzat ad-Douri.
Voceros de las facciones armadas que combatieron a las tropas de EE.UU. en Iraq dijeron ayer que sus adeptos seguirán peleando “hasta acabar con los últimos vestigios de la ocupación”.
Según el Centro para el Control de Proliferación de Armas, el costo para EE.UU. de la guerra en Afganistán en el 2010 es de USD
2 500 millones mensuales, unos 82 millones diarios. Al momento el país gasta un 10% más en Afganistán que lo que gastó en Iraq.
El Departamento de Estado prevé aumentar en más del doble el número de agentes de seguridad privada en Iraq tras la retirada de las tropas y apoyarse así en entre 6 000 y 7 000 subcontratistas, según The New York Times.
El 2009 a cada estadounidense le costó financiar la guerra USD 138 al mes, a través del pago de impuestos. Mientras “el costo del crédito para la inversión en la industria de manufactura es muy alto desde el comienzo de la guerra en Iraq”, según publicó Greg Palast en Armed Madhouse.