Redacción Mundo, AFP
Un nuevo detalle se cierne en torno al peor derrame de petróleo en EE.UU. Se dice que la trasnacional British Petroleum (BP) usa químicos tóxicos para dispersar el crudo en el Golfo de México. Vecinos afirman sufrir males que lo demuestran.
El 5 de agosto, el pescador Donny Mastler se hallaba en el puerto deportivo Dauphin Island. “Fui afectado”, dice refiriéndose a los químicos que inhaló y cree están relacionados con los dispersantes. “Vi burbujas blancas en la superficie, y sabía que venían del petróleo derramado”.
Sus ojos se humedecieron y le ardió la garganta. “Vomité y oriné algo marrón. Tuve diarrea sin cesar”.
BP usa en el Golfo dos dispersantes, el Corexit 9 500 y el Corexit 9 527, prohibidos en Gran Bretaña.
Más de 1,9 millones de galones se vertieron para disolver las 660 000 toneladas de crudo que se derramaron entre el 20 de abril y el 15 de julio.
BP ha invertido USD 8 000 millones en las labores de limpieza.
Sin embargo, los impactos en la salud de estos químicos se evidencian en los vecinos con dolores de cabeza, náuseas, vómitos, diarrea, dolencias abdominales o de pecho, mareos, irritación de los ojos, nariz, garganta y pulmones. Dificultad para respirar, hipertensión, entre otros.
No hace mucho, en el mismo puerto, la estación de radio WKRG News 5 tomó una muestra de agua para analizarla. Ésta literalmente explotó cuando se le añadió un solvente orgánico para separar el petróleo.
“Eso sucedió por la presencia de Corexit”, dijo Bob Naman, químico encargado del estudio.
Hugh Kaufman, analista de la Agencia de Protección Ambiental, también reconoció los efectos de los dispersantes. “Tenemos trabajadores con hemorragias. También hemos visto delfines sangrando”.
A comienzos de julio, el Departamento de Salud Pública del estado de Alabama informó que 56 personas, de los condados de Mobile y Baldwin, pidieron tratamiento por lo que creían eran enfermedades causadas por el desastre petrolero.
Incluso los jefes militares cambiaron la ruta de los vuelos de entrenamiento en el Golfo para evitar las áreas afectadas por los dispersantes.
Agencias de salud aconsejaron a sus investigadores que usaran respiradores cuando se acercaran a la costa.
El Departamento de Trabajo comenzó a reunir información en preparación para un estudio a largo plazo sobre los efectos del desastre de BP en la salud de los trabajadores.
La evidencia sigue acumulándose: muertes de peces y otros animales marinos en el Golfo. El 5 de agosto la bahía de Saint Joseph fue cerrada para retirar los cuerpos de peces y tortugas. Eso no es todo. Tras varias evaluaciones los expertos señalan que para limpiar y sanar el área afectada se requerirá 25 y 100 años.