El ingreso de Gloria Rodríguez al parlamento uruguayo es un hito: será la primera diputada negra del país. Pero aunque en la próxima legislatura habrá más mujeres gracias a una ley de cuotas, organizaciones feministas advierten que las desigualdades persisten.
Rodríguez, de 54 años, no atribuye su elección a su condición de afrodescendiente, aunque sí reconoce que es algo “diferente” y “nuevo”. “Ser afro es un linaje. Pero yo entro al parlamento por una ideología, debido a mi militancia política”, aseguró a la AFP.
La futura diputada, fundadora junto a otros de la lista 71 que apoyó al candidato centroderechista Luis Lacalle Pou, nació en el departamento de Cerro Largo (noreste) y militó desde siempre en el PN por influencia familiar.
En 1992 se radicó en Malvín Norte, barrio popular de Montevideo en el que llevó adelante, entre otros proyectos, un comedor para personas de bajos recursos y desarrolló su militancia política.
En las elecciones nacionales del 26 de octubre ocupó el tercer lugar de su lista por Montevideo, detrás de dos hombres. Y tuvo que esperar hasta el segundo escrutinio para que le confirmaran que podrá entrar a la cámara baja en 2015: obtuvo la banca por una diferencia de 100 votos.
Rodríguez asegura que, de no haber existido la ley de cuotas -que exigió incluir al menos una mujer cada tres nombres en las listas-, “ estaba dispuesta a pelear ” por un lugar, pero admite que es una ley “ necesaria ” que debe prolongarse.
“La ley de cuotas ha tirado muros, nos brinda la oportunidad de abrir paso a nuevas compañeras. Somos muchas las mujeres que trabajamos en política, pero no se nos ve, el techo de cristal existe”, expresó.
Además, considera que Uruguay todavía debe avanzar mucho para poner fin a la discriminación. “ Discriminamos por ser gordos, por ser ancianos, por ser afrodescendientes, sexualmente, por discapacidad. (…) Pero hemos avanzado. Hoy al menos lo reconocemos, y eso es un paso importante ” , afirmó.
Como parlamentaria aspira a hacer efectivo el cumplimiento de leyes para mejorar la calidad de vida de discapacitados y ancianos y agilizar los mecanismos de adopción.
Será la única mujer en 32 diputados del Partido Nacional (oposición) y la segunda afrodescendiente en ingresar al parlamento, después de Edgardo Ortuño, del oficialista Frente Amplio (izquierda) , electo diputado en 2005.
Interpretación “minimalista” de la cuota
La meta de la ley de cuotas, aprobada en 2009 y para aplicarse sólo en las elecciones de 2014, era que al menos 30% de las bancas fueran ocupadas por mujeres, cuando actualmente sólo 14% lo son.
Pero con nueve senadoras y 16 diputadas electas, la cuota femenina ascenderá a poco más de 19%.
Dentro del Senado, con 30 miembros, cinco bancas fueron para frenteamplistas (FA), tres para mujeres del Partido Nacional (PN) y una para el Partido Colorado (PC).
El FA tendría 11 diputadas, el PN una y el PC cuatro, de un total de 99 bancas.
La organización feminista Cotidiano Mujer felicitó el martes en un comunicado a las nuevas legisladoras pero advirtió que la distribución de las bancas en la cámara baja sigue siendo poco representativa “del lugar de las mujeres en la sociedad y la política uruguaya”.
“Las bancas se distribuyen entre muchas listas que no llegan a obtener tres representantes y las mujeres han ocupado por lo general el tercer lugar de la lista en una interpretación minimalista de la cuota”, explicó.
Ahora las feministas buscan ir a más y que se apruebe una ley que garantice la paridad en las listas al parlamento y los cargos públicos.
Uruguay tiene una larga tradición de leyes sociales de avanzada: fue el primero de Sudamérica en admitir el divorcio por la sola voluntad de la mujer (1913) y en permitir el voto femenino (1927).
Pero en la práctica, las desigualdades persisten. En el ranking de equidad de género publicado recientemente por el Foro Económico Mundial, este país sudamericano se ubica en el puesto 82, de un total de 142 países. Dentro de la región, el mejor posicionado es Nicaragua (6) , muy por delante de Ecuador (21) , Argentina (31) y Brasil (71).