El féretro del caricaturista del semanario Charlie Hebdo, Bernard Verlhac, “Tignous”, durante su funeral. Foto: Yoan Valat/ EFE
París acogió este jueves 15 de enero los funerales de Wolinski y Tignous, dos de los dibujantes emblemáticos de Charlie Hebdo.
Tras el entierro el miércoles de Cabu, el padre del concepto “beauf” (estereotipo del francés conservador de clase media), este jueves fue incinerado Wolinski en el célebre camposanto de Père-Lachaise.
Tignous fue inhumado en el mismo cementerio parisino, después de una ceremonia en la alcaldía de Montreuil, una localidad al este de la capital.
El viernes se hará un homenaje al dibujante Charb, director de Charlie Hebdo, en Pontoise, cerca de París. Será enterrado en una ceremonia íntima en el cementerio de la ciudad.
El formidable espíritu de solidaridad con el semanario, una semana después de la matanza en la redacción, seguía vivo durante la jornada.
El nuevo número publicado el miércoles 14 de enero por los supervivientes, con la caricatura de Mahoma en la portada, se vendió masivamente este jueves. Antes incluso de las 7:00, muchos kioscos agotaron todos los ejemplares.
El miércoles se agotó un millón de ejemplares, y el distribuidor, la MLP, espera entregar un millón más este jueves y otro tanto el viernes, algo insólito en la historia de la prensa francesa. La tirada total del nuevo número será de cinco millones.
Desde el exterior se encargaron ya unos 130 000, que llegarán desde el jueves a una treintena de países.
Gracias a donaciones que afluyen desde todas partes, a los ingresos de las ventas y a las ayudas prometidas por el Gobierno, el semanario recibirá más de 10 millones de euros. Un seguro de vida para varios años y una revancha para esta pequeña publicación que estaba al borde de la quiebra.
“Charlie Hebdo estaba amenazado hacía tiempo por la falta de lectores y revivió. Se puede asesinar a hombres y mujeres, pero nunca se pueden matar sus ideas, al contrario”, dijo el presidente François Hollande.
Crispación en el mundo musulmán
El enorme éxito de Charlie Hebdo en los kioscos benefició a sus pares, el también semanario satírico Le Canard Enchaîné, donde Cabu publicaba sus dibujos desde hacía 30 años. La publicación difundió el 14 de enero casi un millón de ejemplares, el doble de lo habitual.
En un discurso en el Instituto del Mundo Árabe en París, Hollande dijo que los musulmanes son “las primeras víctimas del fanatismo” y “la intolerancia”, tras los ataques sufridos por esta comunidad en Francia desde hace una semana.
En el exterior, la caricatura de Mahoma continúa suscitando crispación en los países musulmanes, pero las críticas hasta ahora han sido moderadas.
Al Azhar, principal autoridad del Islam sunita, con base en Egipto, llamó a los musulmanes a “ignorar” esta “frivolidad odiosa”.
En Turquía, la justicia prohibió la difusión por internet de la caricatura del profeta publicada en portada por Charlie Hebdo que, sin embargo, sí reprodujo el diario Cumhuriyet, decidido adversario del régimen islamo-conservador del presidente Recep Tayyip Erdogan.
Ha sido el único diario de una país musulmán en osar publicar en soporte papel la polémica caricatura.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, volvió a la carga este jueves afirmando que “la publicación de la caricatura es una grave provocación” y que “la libertad de prensa no significa libertad de insultar”.
Davutoglu fue más allá y acusó a su homólogo israelí, Benjamin Netanyahu, de haber cometido en Gaza “crímenes contra la humanidad” comparables a los de los “terroristas” islamistas que mataron a 17 personas la semana pasada en París. Ambos mandatarios estuvieron en la gran marcha de repudio a los atentados el pasado domingo en la capital francesa.
Desde Afganistán, los talibanes condenaron la publicación de esa caricatura, y felicitaron a los hermanos Said y Chérif Kouachi, autores de la masacre en Charlie Hebdo, por haber hecho “justicia con los autores de estos actos obscenos”.
Dos países tomaron oficialmente posición contra el semanario: Senegal, que prohibió la difusión de Charlie Hebdo y del diario Libération, e Irán, que calificó la cubierta del semanario de “insultante”, aunque condenando a la vez el terrorismo.
El ataque que dejó 12 muertos fue reivindicado el miércoles por Al Qaeda en Yemen, que dijo que la acción tuvo como objetivo “vengar” a Mahoma, que había sido caricaturizado por el semanario satírico.
En Francia, los responsables musulmanes llamaron a los imanes a transmitir en su prédica del viernes “la esencia del mensaje coránico y sus valores universales y humanistas”.