El 5 de agosto del 2009 el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Fander Falconí se reunió por su iniciativa con la embajadora de los EE.UU., Heather Hodges.
En ese momento, el Ecuador y Colombia no tenían relaciones diplomáticas por la incursión colombiana en el campamento de la guerrilla de las FARC en Angostura y restablecer la confianza entre ambos países parecía una tarea imposible.
En esa reunión, Falconí le sugirió a la funcionaria del Departamento de Estado que los EE.UU. intercedieran ante los dos países para que se viabilizara una solución al problema diplomático.
Esta cita y su contenido se reseñan en el cable 219977, del 7 de agosto del 2009, del Departamento de Estado y al que EL COMERCIO tuvo acceso, luego de que la organización Wikileaks le entregara a este medio un paquete de cables filtrados.
La sugerencia de Falconí se produjo después de que en varias ocasiones el presidente Rafael Correa había dicho que el problema entre Colombia y el Ecuador debía ser analizado y solucionado en foros internacionales donde no estén presentes los EE.UU. Incluso, la mayor crítica de Correa a la Organización de Estados Americanos (OEA) había sido precisamente que es un organismo sometido a EE.UU.
Según la embajadora Hodges, quien redactó el telegrama, Falconí no solo sugirió la posibilidad de una mediación de los EE.UU. sino que reconoció que uno de los problemas para el restablecimiento de relaciones entre los dos países es la “fuerte personalidad” del presidente Rafael Correa.
Según Hodges, la iniciativa de Falconí para una mediación estadounidense se debía asimismo a la “genuina” preocupación del Ecuador sobre la posible presencia de bases de los EE.UU. en Colombia. Para Hodges, el razonamiento de Falconí debe haber sido que, de existir dicha mediación, el involucramiento de EE.UU. con Colombia sería mucho menos unilateral .
La impresión que Hodges tuvo de Falconí fue muy buena. “Esta reunión ha sido la más profesional de las que hasta ahora hemos tenido con Falconí. Fue muy cuidadoso y moderado, con su lenguaje y nada partidista”, dice.
“Es la primera vez que lo hemos escuchado admitir una culpa de Correa al describir a su fuerte personalidad como causante de los problemas para las negociaciones diplomáticas con Colombia”, dice Heather Hodges en el comentario final del cable.
El documento agrega que la reunión con Falconí se produjo cuando se especulaba que un nuevo diario de Raúl Reyes había sido descubierto y en el que podrían haber nuevas revelaciones sobre supuestos vínculos del Gobierno ecuatoriano con la guerrilla colombiana de las FARC.
Falconí le dijo a la Embajadora que se trataba de un momento propicio para que las relaciones entre Ecuador y Colombia entraran en una etapa más “optimista”, pero que las dificultades para llegar a este objetivo estaban dadas por lo que publicaba la prensa y la inclinación del presidente Álvaro Uribe y su canciller Jaime Bermúdez a formular declaraciones contraproducentes. “Uribe y Correa tienen personalidades fuertes”, dijo Falconí en la cita.
Otra de las cosas que el entonces Canciller sostuvo es que el Ecuador no estaba interesado en iniciar una carrera armamentista y que eso era parte del interés por arreglar el problema con Colombia. Fue en ese contexto cuando pidió que los EE.UU. tuvieran un papel en el acercamiento entre Ecuador y Colombia.
La segunda parte de la conversación -indica el cable- fue cuando Falconí introdujo el tema de las supuestas bases militares de los EE.UU. en Colombia, lo que preocupaba al Ecuador. ¿Cuál era el propósito de dichas bases? Falconí quería escuchar la versión de los propios funcionarios de la Embajada sobre este tema.
La Embajadora le preguntó sobre cómo iban las negociaciones del Centro Carter y el Canciller ecuatoriano le respondió que bien, pero que una reconciliación no era posible si tanto Ecuador como Colombia eran obligados a entrar en un diálogo. Es ahí donde Falconí, según Hodges, pensaba que los EE.UU. podrían tener un papel significativo.
Al volver al tema de las bases, la Embajadora comentó que había mucha exageración y preocupaciones infundadas en los reportes de la prensa. En primer lugar, agregó, no ha habido ningún acuerdo entre los dos países, solo conversaciones bilaterales.
Falconí también le expresó la preocupación que, sobre el tema, dijo tenían los entonces presidentes de Brasil, Lula da Silva y, de Chile, Michelle Bachelet. Asimismo, del canciller español Miguel Ángel Moratinos.
La Embajadora estadounidense insistió en que todo lo que se ha dicho sobre las supuestas bases eran especulaciones y que, en el caso de Moratinos, que era altamente improbable de que los españoles, con bases militares estadounidenses en su territorio, estuvieran diciendo algo tan simplón (simplistic en inglés).
La siguiente cita
La nueva ocasión en la que la Embajadora abordó el tema colombo-ecuatoriano fue el 15 de octubre del 2009 en una reunión con un subsecretario de la Cancillería.
Según el cable 230123, en esa reunión la Embajadora dijo que, en respuesta a la sugerencia de Falconí, los EE.UU. podrían hacer tres cosas.
La primera era convencer a Colombia de que tenga confianza en los mecanismos bilaterales como la Combifron. La segunda ayudar en el tema de los refugiados colombianos en la frontera.
Y la tercera era ayudar a Colombia a ser más eficiente en el combate al cultivo de hoja de coca.
Wikileaks tiene acuerdos solo con medios, no con gobiernos
La divulgación que periódicamente realizan los medios sobre los cables filtrados por Wikileaks, tiene una lógica editorial: revelar los secretos que los gobiernos quieren ocultar a sus ciudadanos.
Bajo esa premisa, Wikileaks ha concretado acuerdos con diferentes medios, tanto televisivos, radiales y escritos de todo el planeta, revelando información considerada secreta.
En este contexto, esa organización buscó a medios referenciales de varios países, y en el caso ecuatoriano ubicó a El Universo y EL COMERCIO, para divulgar los cables que la Embajada de EE.UU. en Quito envió al Departamento de Estado, entre 2004 y 2010.
Para Wikileaks divulgar todos los cables indiscriminadamente es imposible y muy peligroso, porque está de por medio la seguridad de las fuentes. Por eso lo hace a través de los medios que considera de mayor influencia y seriedad en cada país. En este contexto, ayer un representante de Wikileaks confirmó que los únicos medios que han recibido los cables de Ecuador son El Universo y EL COMERCIO.
Y negó haber entregado un solo cable al régimen ecuatoriano, como ha sostenido el canciller Ricardo Patiño. “No hemos dado ningún documento al gobierno”, señaló.