En India, según el censo de 2011 solo el 2,3 % de sus 1.210 millones de habitantes son cristianos. Foto: EFE
Los extremistas hindúes en la India han dejado claro durante las últimas semanas que no les gusta esa “promoción” gratuita del cristianismo llamada Navidad con amenazas a los colegios que celebren la festividad, intentos de linchamiento o denuncias de conversión forzosa contra católicos.
Y es que la India, una nación de abrumadora mayoría hindú donde según el censo de 2011 solo el 2,3 % de sus 1.210 millones de habitantes son cristianos, también ha abrazado con cierto entusiasmo la imagen globalizada de esta época del año de árboles iluminados y bonachones hombres de rojo con larga barba blanca.
Celebraciones que, según algunos, no son más que proselitismo encubierto.”Durante las celebraciones de Navidad se hace propaganda del cristianismo, lo difunden”, criticaba en declaraciones a Efe Munna Kumar Sharma, secretario general del partido extremista hindú Akhil Bharat Hindu Mahasabha.
Sharma defendía así a la agrupación radical Hindu Jagran Manch, que esta semana generó un gran revuelo en el país al difundir en varias ciudades del estado de Uttar Pradesh (norte) circulares con amenazas para que los colegios no celebren la Navidad.
El presidente de la agrupación en Uttar Pradesh, Raja Tripathi, rebajó luego el tono y aseguró a Efe que no están en contra de que los cristianos celebren la Navidad, pero “los estudiantes hindúes no deberían ser forzados a participar en las celebraciones“.
A las advertencias a escuelas se sumaron otros incidentes antinavideños en los estados de Rajastán (oeste) y Madhya Pradesh (centro), todos ellos gobernados por el partido nacionalista hindú BJP del primer ministro indio, Narendra Modi.
La oposición india acusa a Modi de proteger a estos grupos extremistas, que se sienten fuertes bajo el paraguas del BJP.
En la noche del 20 de diciembre, en el distrito Pratapgarh en Rajastán, miembros de los grupos hinduistas Bajrang Dal y Vishwa Hindu Parishad irrumpieron de forma violenta en un evento navideño y destrozaron el lugar, alegando que se estaba convirtiendo a la fuerza a hindúes al catolicismo.
Una investigación policial descartó luego esa teoría, según el diario local Indian Express. Una semana antes, a las afueras de la localidad de Satna, en Madhya Pradesh, el incidente fue más grave.
El 14 de diciembre, el sacerdote George Mangalapilly, acompañado de otro cura y 32 seminaristas, que habían estado cantando villancicos en varias aldeas, fueron atacados por radicales hindúes del grupo Bajrang Dal.
Según explicó a Efe Mangalapilly, la policía los sacó de allí en lo que parecía un intento de protegerlos, pero en vez de llevarlos al seminario de St. Ephrem donde viven los trasladaron a la comisaría, donde una muchedumbre les esperaba.
“Cuando llegamos a la comisaría empezaron a lanzar consignas contra nosotros y nos amenazaban, y a algunos de nosotros nos golpearon”, aseguró el sacerdote.
Los siete sacerdotes que acudieron a la comisaría para intentar liberarlos también fueron arrestados y su coche “incendiado” por la turba del exterior, añadió.
Un hombre que, según Mangalapilly, estaba relacionado con los extremistas dijo que había sido convertido de manera forzosa, un delito en Madhya Pradesh castigado con penas de prisión de entre uno y dos años y multas de hasta 10 000 rupias (132 euros).
“Declaró que lo habíamos bautizado, que le dimos 5 000 rupias (66 euros), un rosario y una Biblia. Luego le pidieron que dijera quién lo había hecho y me señaló, porque yo era uno de los mayores y era capaz de hablar la lengua local”, relató el sacerdote.
Al final, la presión de las altas esferas de la comunidad católica logró que fueran liberados, aunque el sacerdote salió bajo fianza y tras compadecer ante un tribunal.
La Conferencia Episcopal de la India criticó en un comunicado “la violencia perpetrada por grupos que claman ser nacionalistas y que han asumido ellos mismos la responsabilidad de proteger el nacionalismo”.
Tushar Gandhi, activista y bisnieto del líder pacifista indio mahatma Gandhi, se encaró con los extremistas. “Me presento voluntario para hacer de Santa Claus en toda escuela que desee celebrar las navidades. Tenemos que hacer frente a los matones de la derecha”, sentenció el activista, con cierto sobrepeso y de frondosa barba blanca, en su cuenta de Twitter.