El aspirante a la Presidencia de México en 1994, Diego Fernández de Cevallos, secuestrado el 14 de mayo, fue liberado ayer.
Al aparecer en público, luciendo una larga barba blanca, el militante del gobernante Partido Acción Nacional (PAN) declaró: “Estoy fuerte” y que su vida “seguirá siendo la misma”, sin miedos, sin cobardías, sin arrogancia, pero con definición y con valor”.
En su declaración en la puerta de su casa, Fernández de Cevallos comentó que ya perdonó a sus captores como hombre de fe y como ciudadano y agregó que las “autoridades tienen tareas pendientes, pero sin abusos”.
Al agradecer a Dios y a la Virgen de Guadalupe la ayuda que le dieron día a día durante la privación de su libertad, el abogado y ex candidato presidencial se dio tiempo para citar al Quijote de la Mancha: “Mis arreos son las armas, mi descanso pelear…”.
Frente a su residencia en Lomas Virreyes, en una zona exclusiva del oeste de la capital mexicana, vestía ropa deportiva y lucía delgado. Refirió que en agradecimiento a tantas personas conocidas y desconocidas pronto dará a conocer un boletín informativo.
Agradeció a los medios de comunicación y a periodistas su “actitud verdaderamente profesional y humana. Hubo mesura, hubo categoría moral, se privilegió la vida de una persona y esto para mí representa todo”.
‘Jefe Diego’, como era conocido por sus correligionarios, fue secuestrado cerca de su rancho en el municipio Pedro Escobedo, estado de Querétaro.
Fernández de Cevallos, quien nació el 16 de marzo de 1941 en Ciudad de México, fue diputado, senador, candidato a la Presidencia por el PAN en 1994, cuando el triunfador fue Ernesto Zedillo.
Un grupo autodenominado “los ex misteriosos desaparecedores” lo liberó después de anunciar, la semana pasada, que lo haría de un momento a otro.
Felipe Calderón, presidente de México y coideario de Fernández de Cevallos, se congratuló con la liberación y dijo que la Procuraduría General de la República seguirá las investigaciones del caso, que comenzaron pero que fueron suspendidas días después del secuestro a petición de la familia.
Según reportes de la prensa local, la familia del político de 68 años habría pagado entre USD 20 y 30 millones por la liberación. El secuestro es un delito frecuente en México.