Los sargentos que exigen cambiar la ley militar en Bolivia vuelven a marchar hoy, 29 de abril, ahora con apoyo de organizaciones sociales. Esto a pesar del rechazo del Gobierno a dialogar al margen de normas vigentes y sin medidas de presión.
El presidente Evo Morales se enfrenta desde hace una semana a la llamada “rebelión de los sargentos“, una inédita protesta dentro de las Fuerzas Armadas, institución que en el pasado protagonizó infinidad de golpes de Estado.
El último general que gobernó Bolivia, Guido Vildoso, dejó el 10 de octubre de 1982 la Presidencia para que el abogado Hernán Siles Zuazo jurase ante el Congreso, abriendo así 32 años de estabilidad democrática en uno de los países más inestables de Latinoamérica.
Todos los gobiernos hicieron concesiones ante los generales bolivianos. Pero el maltrato y hasta la indiferencia fue constante con los sargentos.
Hasta el 21 de marzo pasado, cuando comenzaron a protestar en marchas callejeras junto a sus esposas, y los emblemáticos campesinos “Ponchos Rojos” (guerreros aymaras de Evo Morales).
Los 9 666 sargentos y suboficiales piden al gobierno de Morales la modificación de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas (LOFA) para evitar prácticas discriminatorias dentro de esa institución.
También, reivindican el acceso a estudios superiores, ascensos de rango, mejoras salariales, creación de la Guardia Nacional, y atención en hospitales militares en condiciones similares a los uniformados de alta graduación.
“Este es un Estado plurinacional clasista, un gobierno que apoya a cúpulas, elites o patrones, léase Fuerzas Armadas o cooperativas mineras”, destacó Marco Gandarillas, director del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib).
“Las Fuerzas Armadas gozan en este momento de una enorme autonomía institucional respecto del gobierno de Evo Morales, que pagan con una total subordinación política a este”, apuntó por su parte el analista Fernando Molina.
Pero las autoridades militares de Bolivia sorprendieron al anunciar el retiro obligatorio por “actos de sedición” de 381 suboficiales y sargentos del Ejército, 300 de la Fuerza Aérea y 21 de la Armada.
Fernando Molina sostiene que los generales ejecutan una política “gatopardista” donde se muestran cambios con nuevos gritos de guerra (“Patria o muerte”) o uso de banderas indígenas. Pero en realidad todo continúa igual que antes.
“El servicio militar sigue siendo obligatorio, los archivos de las dictaduras continúan cerrados, los homosexuales no son permitidos, la muerte de efectivos por torturas y órdenes abusivas se ha vuelto una plaga, y la corrupción de los jefes sigue siendo un problema tan serio como imposible de señalar públicamente”, agregó.
Otro analista, Boris Miranda, apunta que hay más generales asignados en las embajadas y consulados. “No solo los uniformados son premiados con puestos en el servicio exterior, también se benefician esposas, hijas, hijos y hermanos de oficiales”, explica.
Además, sostiene que el último premio a los comandantes fue el control de la Agencia de Desarrollo de las Macrorregiones y Zonas Fronterizas (Ademaf) en manos de un general.
Mientras, el presidente Morales -quien es un confeso admirador de los generales- insistió en dos recientes actos militares en que “solo se puede asumir la defensa de la patria cuando hay disciplina en las Fuerzas Armadas”.
También, el vicepresidente Álvaro García Linera, un exguerrillero del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK), cerró toda posibilidad de acuerdo con los sargentos.
“Fuera de la cadena de mando nada será oído, porque al oír a los que rompen la cadena de mando (se) está rompiendo la Constitución”, advirtió.
También, duro con los sargentos se mostró el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, un exmilitar y hombre de extrema confianza del presidente Morales.
“Tengo la impresión de que una gran parte de los suboficiales y sargentos han sido absolutamente desinformados, han sido manipulados, han sido engañados“, sostuvo Quintana.
“Esto es sedición, instigación al delito y está amenazando la democracia, el proceso de cambio”, dijo en tono amenazante a los sargentos que preparan la concentración de hoy.
En contexto El presidente Morales lidera la última encuesta con miras a las próximas elecciones con un 38,3%, una caída de siete puntos porcentuales con respecto a enero. Aventaja con cerca de 24 puntos porcentuales a su inmediato seguidor, el empresario Samuel Doria Medina (14%).