Miles de estudiantes secundarios se tomaron las calles céntricas de París, los camioneros realizaron caravanas en las autopistas, las huelgas de ferrocarriles se intensificaron y más de 1 500 gasolineras se quedaron sin combustible.
Una especie de caos general vive Francia a causa de las protestas en rechazo a una impopular reforma de pensiones promovida por el presidente Nicolás Sarkozy. En esta quinta jornada de movilizaciones, desde el comienzo de septiembre, están previstas 230 marchas en diferentes puntos del país. La huelga en el sector energético lleva varios días y aumentan los temores por la falta de combustible, en especial en los aeropuertos parisinos.
“De las 4 000 estaciones de servicio en los hipermercados, que distribuyen el 60% del carburante en Francia, hay unas 1 500 sin combustible”, según la Unión de Importadores Independientes Petroleros (UIP).
Las protestas contra la reforma de la jubilación, que aumentará de 60 a 62 años la edad mínima legal para jubilarse y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa, alcanzaron en la última semana al sector petrolero. Las 12 refinerías de Francia, que abastecen los 220 depósitos de combustible y las 12 500 gasolineras de todo el país, están en huelga. El Gobierno insiste en que no hay desabastecimiento, pero ayer -al término de una reunión- Nicolás Sarkozy anunció la creación de una “célula interministerial de crisis” para garantizar “el abastecimiento de combustible”.
Anoche, el presidente Sarkozy reafirmó en Deauville, en el noroeste del país, donde celebra una cumbre franco-ruso-alemana, que esta reforma es “esencial” y que seguirá adelante con ella pese a las protestas.
El conflicto dio un paso más el lunes con la adhesión de los camioneros que empezaron a efectuar “operaciones tortuga” en cercanías de grandes ciudades.
Militantes y huelguistas bloquearon terminales de transportes urbanos de pasajeros y nuevos depósitos de combustible, mientras la circulación ferroviaria seguía perturbada.
En medio de la movilización estudiantil se produjeron actos de violencia protagonizados por jóvenes ajenos a las escuelas en los suburbios de París, Nantes (oeste), Lille y Rouen (norte) y Lyon (centro-este) que se saldaron con 196 detenidos.
Las dos más importantes organizaciones de estudiantes secundarios y universitarios llamaron a participar en la jornada nacional de huelgas y protestas convocada por los sindicatos para hoy, que apoyan el 71% de los franceses según una encuesta del instituto CSA difundida ayer.
Las centrales obreras habían convocado la protesta de hoy, a sabiendas de que el miércoles el Senado tenía previsto someter a votación la reforma. Aparte de París, el puerto de Marsella se ha convertido en símbolo de la resistencia. La ciudad mediterránea está afectada por huelgas ferroviarias, postales, marchas callejeras y paralizaciones escolares, además de una huelga de recolectores de basura.
Una semejanza con Mayo del 68
En Mayo de 1968, París vivió una eclosión revolucionara que puso en tela de juicio las bases sociales y económicas vigentes: el modo de producción, la jerarquización, la función del Estado, la institución de la familia, el sexo.
Los lemas del movimiento revolucionario amenazaban con atacar el sistema establecido de forma radical desde la raíz: “la imaginación al poder”, “seamos realistas, pidamos lo imposible”.
Todo empezó cuando un grupo de estudiantes contrarios a la sociedad de consumo se reunió para protestar en contra del sistema universitario.
Esto generó una convocatoria mayor aún (más de 49 000 estudiantes), causando enfrentamientos con la Policía. El resultado fue una batalla campal y una huelga general de estudiantes y 10 millones de trabajadores que paralizaron el país. Los estudiantes arremetían contra el sistema: la enseñanza era para ellos un fósil heredado del feudalismo, que debía ser reemplazado por un sistema democrático y abierto. Redacción Mundo