Los líderes políticos de Gran Bretaña planeaban hacer campaña durante la noche del martes en búsqueda final de votos, dos días antes de una elección parlamentaria que expertos creen será la más reñida en 20 años. En las dos últimas encuestas de opinión para la votación de este jueves, el Partido Laborista del primer ministro Gordon Brown, en el poder desde 1997, era relegado por 7 y 11 puntos porcentuales por la oposición conservadora. Esto podría dar al partido de centroderecha, encabezado por David Cameron, una leve mayoría en el Parlamento o dejarlo a las puertas de obtener el control de la Cámara baja. Esto dependiendo de cómo estén divididos los votos en los 650 distritos electorales del país. La subida de los liberales-demócratas, habitualmente el tercer partido en la política británica, se ha sumado a la incertidumbre y ha convertido los comicios en una lucha a tres bandas.Algunos sondeos sugieren que los liberales-demócratas, liderados por Nick Clegg, podrían superar a los laboristas como la segunda formación en términos de porcentaje de votos. Esto, aunque los vericuetos del sistema electoral impliquen que los laboristas ganen muchos más escaños. Brown sugirió que asumiría la responsabilidad si el Partido Laborista no logra una victoria por cuarta vez consecutiva. “Tendré que asumir la responsabilidad y asumiré plena responsabilidad si pasa algo”, dijo Brown.Dos de los ministros de mayor rango de Brown parecieron instar a los partidarios del laborismo en algunos distritos electorales fuertemente disputados a que consideren si votar por el partido Liberal-Demócrata para debilitar a los conservadores. Brown, que posiblemente lleve a cabo una maratón de campaña sin precedentes como la de Cameron, señaló que los conservadores recortarán los servicios públicos y amenazarán la recuperación del país de la peor recesión sufrida desde la Segunda Guerra Mundial.