Washington Benalcázar, Redacción Ibarra
y Lineida Castillo, Redacción Cuenca
Inclinado entre las ramas verdes de un sembradío de quinua, Clayton Black dirige la limpieza de un terreno copado por la nutritiva planta andina. “Voy a tener que contratar un fotógrafo todos los días porque así han sabido trabajar mejor”. Así bromea con una cuadrilla de seis campesinos, que, entre risas, arrancan la maleza con la ayuda de azadones.
Black tiene una sonrisa eterna, que pasea por la finca Tierra Firme, de su propiedad, ubicada a un costado de la entrada a Cotacachi. “Lo que más me gusta de aquí es la tranquilidad, la amabilidad de la gente y ese aire espiritual”. Así, resume este empresario nacido en Texas, hace 48 años, que hoy se siente más cotacacheño que la laguna de Cuicocha.
En los últimos años, de los 22 que lleva en la ciudad, ha sido testigo del arribo de cientos de extranjeros de Estados Unidos y de Canadá, que han decidido establecerse en este cantón. Uno de ellos es el estadounidense Gary Philips (de 63 años), quien recorrió junto a su esposa Linda 20 países de América, Europa y Asia. Eso les dio la certeza para decidir que Ecuador era el mejor destino para vivir.
Sentado detrás de un escritorio y moviendo sus ojos azules, recuerda que conoció Vilcabamba en el 2002. El lugar les alucinó tanto que se quedaron dos meses. Ahí Gary y Linda se hicieron la promesa, a orillas del río Uchima, de que cuando decidieran establecerse en algún lugar sería en este país. Hace cuatro años se mudaron a Cotacachi, que, a diferencia de Vilcabamba, no está aislado, dicen.
Ahora venden y alquilan casas, a través de la compañía Eagle and Condor (Águila y Cóndor). El nombre lo recogió Philips de los mitos de chamanes de Norteamérica que aseguran que cuando vuelen juntas estas dos aves reinará la armonía y la paz.
Philips, a quien las montañas de Imbabura le recuerdan su niñez en Carolina del Norte, asegura que no cambiará por nada la eterna primavera de Cotacachi. Pero no es el único que piensa así. La revista estadounidense Internacional Living, especializada en mostrar los mejores destinos para los jubilados, ha ratificado, por varios años, que Cuenca y Cotacachi son un paraíso. ¿La razón? La seguridad, el buen clima, la geografía diversa, el bajo costo y, sobre todo, la gente agradable”
Gary Philips calcula que hay, al menos, 100 familias de extranjeros en la urbe. “Muchos son mis clientes. Alquilamos y vendemos casas y departamentos”.
En el condominio Primavera 2, que está formado por cuatro edificios con ocho departamentos cada uno, por ejemplo, hay solamente una familia ecuatoriana, el resto es extranjero, asegura. “Y es que una casa que aquí vale entre USD 85 000 y USD 120 000 cuesta el doble en EE.UU.”.
Por esa y otras razones han decidido, en el otoño de su vida, afincarse en Cotacachi y sus alrededores, donde dicen haber encontrado un paraíso entre el ‘taita’ Imbabura y la ‘mama’ Cotacachi.
A orillas del Tomebamba
Viven encantados en Cuenca, la ciudad que escogieron para vivir tras el retiro laboral en sus países de origen. Chuk y Nancy Watson, de 70 y 63 años, respectivamente, por ejemplo, llegaron a Ecuador escapando del invierno del 2007 en Washington, EE.UU.
Visitaron varias playas de la Costa y parajes de Azuay. En Cuenca encontraron una ciudad hermosa por su arquitectura, limpia, tranquila, colorida, de clima agradable, dice la extrovertida Nancy. Al siguiente año, otra vez escaparon del invierno y, sin discutirlo, los Watson regresaron a Cuenca, pero esa vez, rentaron un departamento por siete meses. Ese tiempo les valió para enamorarse más de la ciudad. Y aunque nunca habían planeado vivir en otro país, lo hicieron. Compraron un departamento en la residencial ciudadela Puertas del Sol, junto al río Tomebamba. Nancy recuerda que a dos de sus cinco hijos les disgustó la idea porque conocían que en Ecuador hay inseguridad.
Para alejar esa preocupación los trajeron a la ciudad. “Ahora nos visitan una vez por año”, señala Chuk con una amplia sonrisa mientras arregla las plantas de su departamento. En la misma zona viven sus compatriotas Richard Hedges, de 69 años, y Nancy Hamm, de 60 años.
Esta pareja californiana también llegó a Cuenca de turismo en el 2008. Ellos tienen un blog richandnancy.blogspot.com donde cuentan su vida. “En aquellas vacaciones nos divertimos tanto que volvimos en el 2009. Seguimos conociendo este hermoso y amigable país. Ecuador es un lugar especial. No importa si vienes a visitar, a jubilarte o por trabajo”.
Los Watson también tienen su blog watsontravels.blogspot.com y desde la red interactúan con jubilados de 115 países del mundo que viven fuera de sus países o buscan otro destino para vivir.
Para Fabián Arias, un taxista bilingue que sirve a las dos parejas, son los mejores embajadores turísticos del país. “Valoran el trabajo del ecuatoriano”.
Para ellos, los días transcurren entre caminatas, comidas fuera de casa, compras en los mercados y tardes en un parque para conocer más al ecuatoriano, cuya cultura al inicio les fue muy ajena.
Los Watson cuentan que ya se adaptaron a esta forma de vida. Las dos parejas viven con un promedio de USD 1 200 mensuales y tienen como hobbies cuidar los jardines de sus departamentos. Visitan espacios naturales, viveros en busca de nuevas especies para sus jardines.
En algunas ocasiones se ha sentido avergonzados de no hablar el español. Por eso Nancy Watson entró a una escuela de idiomas para aprenderlo.