Los terremotos que sacudieron a Chile y Haití evidencian cuán vulnerable es la región ubicada entre Colombia y el sur de Chile.
En esta zona tiene lugar la interacción entre la Placa Oceánica Nazca y Continental Sudamericana. La primera, que constituye parte del piso oceánico y ubicada al occidente del continente sudamericano, mantiene un constante movimiento que produce un hundimiento de la Placa Nazca bajo la Placa Sudamericana.
Sandro Vaca, sismólogo del Instituto Geofísico, dice que en la zona donde convergen las placas existe un alto nivel de rozamiento, el cual genera una acumulación de energía. “Cuando la energía sobrepasa el nivel de resistencia en la zona de rozamiento se produce un movimiento súbito que es el sismo . Este a su vez genera la propagación de ondas sísmicas”.
En el caso de Haití, el terremoto se produjo en la zona del límite dos placas tectónicas: del Caribe y la Placa Norteamericana.
Liliana Troncoso, sismóloga, dice que la tierra es un sistema dinámico, donde la parte superior denomina litósfera está divida en una especie de rompecabezas.
“Cada pieza denominada placa tectónica interactúa con su vecina, la interacción de las placas se da en sus límites”.
Las placas chocan debido al movimiento que cada una tiene y la placa Nazca se sumerge debajo de la placa Sudamericana.
La especialista precisa, además, que se ha determinado que el planeta Tierra está dividido en 15 placas tectónicas que interactúan entre sí, moviéndose en diferentes direcciones.
La región costera del Ecuador también está expuesta a sismos causados por la interacción de las placas de Nazca y Sudamericana.
El terremoto de mayor magnitud tuvo lugar en 1906 y provocó gigantescas olas, en las costas de Ecuador y Colombia.
Su magnitud fue de 8,8 grados en la escala de Richter.
Ese sismo de principios del siglo anterior, fue tan fuerte que rompió la superficie del fondo marino y provocó un tsunami (una o más olas de gran tamaño que aparecen como resultado de terremotos, erupciones volcánicas y otros factores).
De acuerdo con la base histórica, recopilada por el investigador ecuatoriano José Egred, miembro del Instituto Geofísico, este sismo de 1906 generó olas de hasta seis metros de alto en la población de Tumaco, sur de Colombia, y de hasta tres metros en Las Palmas, provincia de Esmeraldas.
“Causó 1 500 víctimas en Ecuador y Colombia y centenares de viviendas destruidas”, señala el registro histórico.
En 1906, según los datos científicos recopilados por los investigadores del Instituto Geofísico, se produjo una fractura de las placas (Nazca y Continental) que se extendió desde Manta hasta Buenaventura, en Colombia (entre 400 y 500 km), un trecho grande.
Estos grandes sismos no son muy comunes. De acuerdo con los registros del Geofísico, en 500 años de historia solo hubo uno con esta magnitud, lo cual indica que su tiempo de recurrencia es aparentemente grande.
Aunque esto puede tranquilizar a la población ecuatoriana, los especialistas del Instituto advierten que el país debe optimizar sus planes de contingencia.
Contra los terremotos lo único que se puede hacer, es tener buenas construcciones sismo resistentes, porque los terremotos, como las erupciones volcánicas, son fenómenos naturales que no se pueden predecir. Después del gran sismo de 1906, las costas ecuatorianas volvieron a temblar en 1942.
Ese año, la fractura o dislocación de las placas fue menos extensa que la anterior, aproximadamente 200 kilómetros que se extendieron desde Manta hasta Punta Galera, en la provincia de Esmeraldas.
Registró una magnitud de 7,8 en la escala de Richter. 14 años después, en 1956, otro sismo sacudió a Bahía; su magnitud 7,3 grados. Estos y otros eventos revelan una continua actividad sísmica. En ella también se han registrado enjambres sísmicos como los que hoy se producen en Puerto López, Manabí.
La gran interrogante es si estos sismos pueden o no generar tsunamis. Para que esto suceda primero tiene que ocurrir un terremoto y no todos llegan a romper el fondo marino. Solo cuando se rompe se considera un tsunami.