Activistas reclaman a Canadá por los contenedores de basura que una empresa canadiense abandonó en Filipinas. Foto: EFE
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha ordenado este miércoles 22 de mayo del 2019 el “envÃo inmediato” a Canadá de los contenedores de basura que mandaron al paÃs asiático hace seis años, después de que el paÃs norteamericano no cumpliera con el plazo del 15 de mayo para llevarse los desechos.
Como represalia por esa demora, Filipinas ya retiró aquel mismo dÃa a su personal diplomático de Canadá, que se habÃa comprometido a llevarse las 2 000 toneladas de basura que una compañÃa privada exportó al paÃs asiático entre 2013 y 2014.
El portavoz presidencial, Salvador Panelo, anunció este miércoles que Duterte, “muy disgustado”, ha ordenado la búsqueda de un contratista que lleve de vuelta la basura a Canadá, un gasto que finalmente asumirá el gobierno filipino, aunque no especificó de qué partida saldrán esos fondos.
“Si Canadá no acepta la basura, la arrojaremos dentro de sus aguas territoriales, es decir, dentro de las doce millas náuticas de mar desde cualquiera de las costas del paÃs”, indicó.
El mandatario ya lanzó varios ultimátums al gobierno canadiense para que se llevara la basura e incluso el mes pasado amenazó con declararle la guerra.
El conflicto de la basura ha motivado varias protestas diplomáticas por parte de Filipinas, pero el Ejecutivo canadiense se negó en su momento a actuar alegando que el envÃo de basura fue “una transacción privada“, y no avalada por el gobierno, de la firma Chronic Plastics.
Tras la amenaza de guerra de Duterte, el gobierno canadiense aceptó llevarse de vuelta los contenedores de basura y asumir los gastos de transporte, pero todavÃa no han hecho nada al respecto.
En 2013, las autoridades aduaneras de Filipinas confiscaron un centenar de contenedores de desechos procedentes de Canadá que, al no ser reclamados por nadie, dejaron pudriéndose en los puertos.
Alrededor de una veintena fueron trasladados al vertedero de Tarlac, al norte de Filipinas, ya que la mayor parte de los desechos no eran reciclables, pese a llegar catalogados como tales.