Es la quinta economía europea y de las diez más potentes del mundo. Ocupa el sexto lugar dentro de las naciones con mayor esperanza de vida –sobre los 81 años- tiene uno de los sistemas sanitarios más valorados del planeta.
Sus multinacionales se asientan por todo el mapa, sobretodo en América Latina, y ha liderado algunos de los descubrimientos médicos más asombrosos de los últimos años. España logró salir de un completo retraso social, económico y político en menos de dos décadas. Y constituye, a juicio de muchos, un caso modélico de desarrollo.
Una red de carreteras de óptima calidad cubre el territorio nacional y lo comunica con Europa. Avanzadísimos sistemas de transporte ferroviario y redes de metro completan ese abanico de indicadores positivos del segundo país más turístico del mundo.
Y además, está a la vanguardia de los derechos sociales. Fue el tercer país en legalizar el matrimonio homosexual en el globo y hace un mes cuenta con una ley de interrupción del embarazo, a la altura de las naciones europeas más desarrolladas.
El bienestar en ciernes
Pero no todo son cuentas positivas en la realidad de este país mediterráneo. Su tasa de desempleo es del 20% -con 4 612 700 parados- duplica la media europea y la crisis económica, iniciada en el 2008, amenaza al estado de bienestar conseguido tras demasiados dolores de cabeza de este pueblo que vivió, no hace mucho, una cruenta guerra civil (1936 -1939) y una feroz dictadura (1939-1975).
Según la Cruz Roja Española, la vulnerabilidad social ha aumentado dramáticamente con la crisis. Los casos más graves se registran entre extranjeros, pero los nuevos usuarios de sus servicios –que solicitan desde comida hasta dinero para pagar la luz- son familias españolas cuya totalidad de miembros han perdido su trabajo, no tienen ingresos y están endeudados.
La Eurostat -Oficina Europea de Estadística- señala que la tasa de pobreza en España está sobre cuatro puntos porcentuales (20%) que la media europea, y la tasa de trabajadores pobres, es decir que ganan menos de 500 euros al mes, es del 11%. Y para colofón: se ubica en el tercer lugar de los países de Europa con mayor fracaso escolar.
Sin embargo, los primeros brotes verdes han empezado a aparecer. Después de casi dos años de aumento imparable del desempleo, por primera vez en marzo de este año 33 217 personas encontraron trabajo. Y la tendencia, aunque tímidamente, sigue hasta hoy. Este mes se registraron 83 834 desempleados menos.
El problema del paro no es coyuntural, dice Valentí Pich Rosell, presidente del Consejo General de Colegios de Economistas de España. Tiene una herencia franquista, asegura. En esa amarga época el nacionalsocialismo fomentaba los salarios bajos a cambio de puestos de por vida. “Esto marcó una experiencia histórica de poca flexibilidad laboral porque no se podía despedir”, indica. La situación -en consecuencia- no alentaba la contratación. Por otro lado, España tiene una estructura productiva muy coyuntural, con la construcción y el turismo ligados al ciclo económico. “Cuando todo va mal, estos dos sectores se van a paseo. En cambio una economía industrial aguanta más”, dice el experto.
El milagro español
Aunque España vivía aislada del mundo debido a su régimen de facto, algunos expertos coinciden en señalar que ya empieza a crecer a finales de 1960, con el dictador en pie. “Ya había una clase media potente, importante inversión extranjera y cierto desarrollo turístico en la franja mediterránea. Además, buenas universidades y una administración pública y un sistema judicial que funcionaban relativamente bien”, explica Pich.
Es decir, España estaba preparada para el cambio. Fue la llegada de la democracia, en 1978, a través del proceso histórico de ‘la transición’, lo que detonó ese proyecto en ciernes y dio paso a una verdadera apertura social, económica y política de España hacia el mundo. Después de su incorporación a la Unión Europea (UE), el 1 de enero de 1986, ya nada se asemejó a ese país atrasado y excluido de la dictadura que lo marcó hasta 1975. Y es que hay razones suficientes para creer que los mayores responsables del resurgimiento español fueron sus propios vecinos.
Desde su entrada a la UE, es la nación que más ayudas ha recibido de todo el grupo de los 27. En total, han sido 118 000 millones de euros. En 1986 la renta media en España era del 72% en relación a la media europea, hoy es del 97,6%. Según el libro ‘La mayor operación de solidaridad de la historia: crónica de la política regional de la UE en España’, de José Luis González y Miguel Ángel Benedicto, la inyección de fondos europeos elevó 3,5 veces el salario de los españoles en dos décadas y creó 300 000 puestos de trabajo por año.
Para los autores, España es el país del mundo que más se ha beneficiado de “una corriente de solidaridad” de otros Estados.
Aún ahora, la Península se ubica como segundo receptor de ayudas, solo después de Polonia. Y en cuanto a las subvenciones agrícolas, en el 2008 también fue la segunda nación que más recursos recibió, 7 000 millones de euros, siendo de las más beneficiadas de la Política Agrícola Común (PAC).
Los artífices
Pero también hay rostros nacionales y visibles de la escalada económica y democrática española. Aunque Adolfo Suárez fue un antiguo falangista -el partido de la dictadura- se le reconoce su capacidad de adaptarse a los cambios y de empujar a España hacia la modernidad económica como el primer presidente de la democracia que fue. La posta la tomó el socialista Felipe González, quien “supo captar el socialismo moderno, no del puño levantado, sino del socialismo demócrata alemán, modelo que copió”, dice Pich Rosell, al tiempo de destacar que González siempre tuvo claro que “los sindicatos debían defender los derechos de los trabajadores, pero no tenían que discutir el modelo social”, añade.
Cataluña reivindica la independencia
Redacción Mundo
El recorte del Estatuto por parte del Tribunal Constitucional desembocó el 10 de este mes en la manifestación más grande de la historia de la democracia en Cataluña. Decenas de miles de personas marcharon por el centro de Barcelona (42 5 000 según El País, de España). Los gritos en favor de la independencia y banderas independentistas dominaron la marcha.
En Ecuador, el presidente de la comunidad catalán, Ferrán Cabrero, recordó que en el 2006 se expidió el Estatuto en cuyo preámbulo se concretaba a Cataluña como nación.
Entre los artículos reformulados está el que alude a ese punto. Cataluña es una nación, apuntó Cabrero, y aseguró que en España hay una grave crisis de gobernabilidad por la irresponsabilidad de cierto partido político (PP) y organizaciones de derecha.
Aunque destacó que la mayoría en Cataluña se siente tan española como catalana, admitió que una parte de la población de Cataluña “de hecho no quería que España ganase el Mundial de Fútbol”. La gente del Barza lideró la selección, gracias al Barza España ganó el Mundial, afirmó.
El embajador de España, Federico Torres, recordó que uno de los elementos de la Constitución de 1978 es el de la organización territorial. Ahí se configura a España “como un Estado de las autonomías donde hay un reconocimiento de determinadas identidades y particularidades, como las de Cataluña, País V asco, Galicia, Andalucía”.
Además, indicó que el estado de las autonomías tiene dos elementos rectores: el de la preservación de las identidades y de la diversidad dentro del Estado español, y el de la aproximación funcional, es decir, hacer que haya una participación o una relación más directa entre administrados y administraciones”.