La Jefa de Gabinete del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva renunció ayer. Esto ocurre en medio de un escándalo ético, en una acción vista como intento para impedir dañar a la candidata oficialista y favorita para las elecciones de octubre.
Erenice Guerra, como jefa de Gabinete, ejercía influencia en el gobierno de Lula. Ella había estado bajo presión, en estos días, para dejar el cargo por involucramiento en un caso de soborno para contratos de obras públicas.
El principal candidato opositor, José Serra, que bajó fuertemente en los sondeos, busca vincular el escándalo con la candidata Dilma Rousseff. Ella precedió a Guerra como jefa de Gabinete antes de postular a la Presidencia.
No obstante, Rousseff sigue encaminada a obtener la mayoría de los votos en primera ronda el 3 de octubre próximo. De ocurrir ello se convertiría en la primera mujer presidenta de Brasil, pese a acusaciones de que ha condonado malas conductas dentro del Partido de los Trabajadores (PT).
Guerra ha sido acusada de tráfico de influencias y de ayudar a la consultoría de su hijo a obtener dinero a partir de contratos de obras públicas, incluyendo la época cuando era asesora de Rousseff, antes de convertirse en jefa de Gabinete.
La candidata elegida por el presidente Lula no ha sido vinculada a fechoría alguna. Por esta razón, hay analistas que afirman que es improbable que los escándalos reduzcan su amplia ventaja, de 20 puntos o más, en los sondeos de intención de voto.
“Las posibilidades de que (la renuncia de Guerra) fuercen a una segunda ronda aún son más bien pequeñas. La oposición tendría que ser muy hábil para explotar este incidente”, opinó Amaury de Souza, analista política de la consultoría MCM Associados.