Hoy más que nunca la Cuba de los hermanos Fidel (83 años) y Raúl Castro (78) se siente acorralada. No solo por las protestas internacionales a causa de la situación de Derechos Humanos en la isla, sino también por las difíciles condiciones de vida que atraviesan miles de cubanos y que el Gobierno trata de opacar.
El domingo 25, en una jornada marcada por el rechazo del Gobierno a las críticas de Estados Unidos por la violación de los derechos civiles y un hostigamiento contra las Damas de Blanco (esposas de los disidentes presos), miles de cubanos eligieron a sus autoridades municipales. Fue ahí cuando Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional, desafió a EE.UU. a levantar el embargo económico contra Cuba, “aunque sea por un año”, para mostrar si este beneficia o no al Gobierno de la isla caribeña.
El dirigente respondió así a declaraciones de la secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, quien dijo que los hermanos Castro no quieren normalizar las relaciones porque el embargo de Estados Unidos sirve de excusa por los fracasos del Gobierno cubano.
No obstante, Jaime Suchlicki, profesor de Historia en la Universidad de Miami, se pregunta, en un artículo publicado en el Nuevo Herald: ¿cuántos cubanos realmente creen que la escasez de plátanos, papas y frijoles en Cuba es resultado del embargo de Estados Unidos?
“Muy pocos”, responde. “Los cubanos comprenden muy bien que la causa de la crisis económica en la isla es la misma de Europa Oriental durante la era comunista: el fracaso de un sistema de planificación centralizada de la economía, que no produce y sofoca a la iniciativa privada”.
El analista cree además que la comida no es parte del embargo de Estados Unidos. Durante los últimos años, Cuba ha comprado comida y productos agrícolas a EE.UU., el cual se ha convertido en el mayor exportador de estos productos a la isla.
Suchlicki sostiene que hay otras razones para que el general Raúl Castro no quiera normalizar relaciones con EE.UU.
“Eso significaría rechazar uno de los principales legados de Fidel Castro: su antiamericanismo. Durante el pasado medio siglo, la oposición a Estados Unidos y el apoyo a grupos revolucionarios y terroristas antiamericanos ha sido la principal piedra angular de la política exterior de la Revolución Cubana. Moverse hacia Estados Unidos requeriría el debilitamiento de la alianza antiamericana de Cuba con grupos latinoamericanos y con regímenes radicales como son los de Irán, Siria y otros del Oriente Medio”.
Los hermanos Castro -enfatiza Suchlicki- prefieren sacrificar el bienestar económico de los cubanos que ceder a las demandas de una liberación política y económica en Cuba.