La Comisión de la Verdad de Colombia presentó este miércoles 27 de julio su informe final en Ecuador, uno de los paÃses que más refugiados alberga del conflicto armado colombiano, y que ha sido testigo de historias de colombianos que han tenido que recomenzar su vida desde cero, “desde las cenizas”.
El informe, que rompe discursos oficiales, recoge el testimonio de colombianos exiliados en 24 paÃses. Ellos debieron buscar la protección en otro lado pues no la “tenÃan en Colombia”, dijo el comisionado Carlos Beristain.
Al presentar el informe en Quito, recordó que más de un millón de personas salieron de Colombia por el conflicto armado.
Los testimonios, recabados durante tres años y medio, comprenden a exiliados de distintas épocas: desde los años 70 hasta la actualidad. Incluso después de la firma del acuerdo de paz (entre el Gobierno colombiano y la entonces guerrilla de las FARC) aún hay personas que han tenido que salir del paÃs “por la continuación de la violencia en muchos territorios”, dijo.
En el documento se plasman historias de colombianos que comenzaron “todo de cero, todo desde las cenizas“. Ellos perdieron todo: vÃnculos, trabajo, tierras, proyectos de vida, señaló Beristain.
“Eso que es tan invisible es lo que hemos tratado de rescatar”, anotó. También señaló que el informe de la Comisión no se hizo para dejarlo en papel sino “para seguir caminando”.
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Sin tiempo para asimiliar
Beristain recordó que una de las entrevistadas en Chile dijo que “ser refugiado es convencer al otro que tu verdad vale la pena”. Todo por la necesidad de protección y reconocimiento.
“El exilio, el refugio, las vÃctimas que tuvieron que salir del paÃs, el desplazamiento transfronterizo colombiano ha sido muy invisible. Recordemos que durante muchos años el Estado colombiano negó la existencia del conflicto armado“, añadió. También sumo a ello que miles salieron solos, otros con pocos familiares, pero muchos se quedaron.
Para mucha gente ha sido “como una manera de tratar de dejar atrás una historia de mucho dolor porque no hay tiempo para asimilar, hay que buscar trabajo, ver qué se hace con los hijos, ver posibilidades de vivienda, cómo integrarse” en el paÃs de acogida, explicó.
Precisamente eso le pasó a Carmen Vivero, una caleña de 53 años. Ella llegó hace cinco a Ecuador al huir de grupos armados que trataron de extorsionar a su esposo y cuñado.
Ella cerró su restaurante, él su taller de mecánica de motos y emprendieron viaje a Ecuador con las manos vacÃas. Contó a Efe que dejó en su tierra a sus tres hijos y cinco nietos, y quien aún no ha podido conocer a su bisnieta de cinco meses.
Conteniendo las lágrimas enseña en su teléfono la foto de su nieta: “Esta es mi cosita hermosa, me muero por ir a verla a Cali”.
“Estamos acá, esperando a ver qué nos resuelven. Después de estar tres años acá nos negaron el refugio, nos dijeron que nos tenÃamos que ir del paÃs. Pero cómo va a salir uno de un paÃs a que lo maten, sabiendo uno lo que le espera?”, preguntó.
Ella y su esposo han logrado trabajos temporales y aunque ya cuentan con un pasaporte, el recuerdo de un atentado a su cónyuge y del asesinato de sus dos cuñados le bloquea el ánimo para cruzar la frontera y sellar el documento.
“Dijeron que tenÃamos que ir y quedarnos dos horas o tres allá (en su paÃs, al otro lado de la frontera) para poder sellarlo y después volver a pasar, pero la verdad nos da miedo“, subrayó.
Para su incierto futuro, ruega lograr un trabajo estable a fin de ayudar a su familia en Cali, en especial a uno de sus hijos que sufre esquizofrenia: “La expectativa de nosotros es acomodarnos aquà y tener algo de qué sobrevivir”.
Habitación oscura
Entre las recomendaciones del informe –que ya fue presentado oficialmente en junio pasado en Colombia– figura la necesidad de que haya un reconocimiento de lo sucedido, “de que esto sà pasó”.
“No se pueden curar las heridas sin reconocimiento”, dijo BeristaÃn al agregar que también debe haber una modificación de la Ley de VÃctimas, que es anterior al proceso de paz con las FARC.
Asimismo -añadió- debe haber una Conferencia internacional sobre “el exilio y refugio colombiano que se ha invisibilizado”, y conocer las implicaciones del conflicto en la sociedad, por lo que también han recogido historias de nuevas generaciones, que ni siquiera existen en las estadÃsticas de vÃctimas del conflicto armado.
Esas segundas generaciones no saben qué les pasó a sus padres pues vivieron durante mucho tiempo en una “casa donde habÃa una habitación oscura, donde no se podÃa hablar de lo que habÃa pasado en Colombia“, dijo al señalar que la Comisión es también una oportunidad para abrir otros procesos de diálogo.
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