Me llamó la atención descubrir que cuando llegan a pueblos y ciudades muchos circos hacen cacería de perros y gatos callejeros para dárselos de alimento a sus animales.
Recientemente el Circo de Portugal, con tigres, leones y toda suerte de animales salvajes encerrados en jaulas, visitó Cancún. Por la noche, sus empleados llegaron a una zona en que jugaba una manada de perros que se habían convertido ya en parte del inventario local; les dispararon somníferos y se los llevaron. Los testigos quedaron impresionados.
Otro circo que paseaba por el sureste indignó a varios vecinos que descubrieron que sus mascotas que salían en libertad por las calles fueron carnada circense. Una mujer con siete gatos me aseguró que cuando el espectáculo llega a su pueblo, encierra a sus mascotas.
Algunos dirán que es mejor que esto a que sean aniquilados con crueldad en las perreras o mueran famélicos en las calles; algo de razón tendrán. Pero lo que hacen estos circos es ilegal.
Recién llegado al poder Fidel Castro decidió deshacerse de miles de perros cubanos porque les “arrebataban” alimento a las personas. Años más tarde, México hizo la exportación de canes más grande de la historia hacia Cuba. La ausencia de mascotas generó problemas de socialización y depresión. Psicólogos y médicos explicaron la importancia vital que la presencia de perros tiene en la vida comunitaria, en el desarrollo de sensibilidad y compasión.
La compañía canina es medicina preventiva; acariciar a un perro o gato induce la producción de endorfinas y equilibra la presión arterial. Quienes crecen con perros aprenden a cuidar de otros y a expresar emociones; y un hogar con perro tiene nueve veces menos probabilidad de ser asaltado que uno sin guardián. Hay comunidades que eliminaron a sus gatos sólo para repoblar la cuidad de felinos nuevamente una vez que se infestaron de ratas y cucarachas.
Hay problemas cuya solución está lejos de nuestras manos, pero el de la protección y tenencia responsable de mascotas es asunto de todos.
No es casualidad que con la violencia que vivimos se renueve el movimiento de protección a los animales. Podría parecer ocioso hablar de esto cuando todos los días docenas de personas mueren a manos del crimen organizado. Pero la crueldad se nutre cuando no hacemos nada para detener las pequeñas acciones de desprecio a la vida, no importa si la víctima es una persona o un animal.
Las sociedades más civilizadas entienden que la paz se construye a diario, creando una cultura armónica que evita conscientemente todo acto de crueldad.