Un hombre camina en una calle vacía en Wuhan, en la provincia central china de Hubei, el 29 de febrero de 2020. Los 11 millones de residentes de Wuhan han estado en cuarentena desde el 23 de enero mientras las autoridades chinas intentan contener el brote de coronavirus. Foto: AFP
Hu Aihua había ido a pasar el Año Nuevo chino con su familia pero a causa del coronavirus fue confinado y no pudo volver a trabajar a su fábrica, igual que gran parte de los 290 millones de trabajadores migrantes del país bloqueados por las cuarentenas y las restricciones de circulación.
Los trabajadores migrantes, verdadero motor de la industria y los servicios en China que vienen del campo para trabajar en la ciudad, suelen retornar a sus regiones de origen en las vacaciones del Año Nuevo lunar.
Las vacaciones, ampliadas debido al virus, han terminado teóricamente desde hace tres semanas, pero en un país paralizado por la epidemia muchos no han podido reintegrarse a sus empresas, comprometiendo la reanudación de la actividad.
Hu Aihua, de 39 años, ya no puede abandonar su pueblo del Hubei (centro), la provincia que fue el epicentro de la epidemia y que está confinada desde fines de enero debido a un severo cordón sanitario.
la familia de Hu, sometida a un draconiano confinamiento, solo puede comprar bienes de primera necesidad a través de pedidos por teléfono al representante del barrio, según confía.
“Sigo recibiendo mi sueldo entero, pero eso no va a durar. Si nuestro jefe no tiene ingresos, ya no podrá pagar a tantos obreros”, se inquieta Hu.
Imposible viajar
Varios colegas de Hu están en la misma situación. De los 600 empleados de Jiangxi Jieneng Group, productor de productos sanitarios en el Jiangxi (centro), solo la mitad han reanudado el trabajo.
“Y tenemos que seguir pagando los gastos fijos, el agua, la electricidad, los sueldos”, indica su director general Xu Hang.
La empresa ha suscrito un préstamo de 10 millones de yuanes (aproximadamente USD 1,30 millones) para mejorar su tesorería.
Al margen de las administraciones, y los sectores financiero, de salud y de servicios a las colectividades, solamente 45% de las demás empresas han reanudado sus actividades, opina Lu Ting, economista de Nomura.
Liu Zhishuang, un obrero de 28 años está atrapado desde hace un mes con su familia en la localidad de Anhui (este) .
“¡Imposible viajar! Los transportes ya no funcionan, los trenes están suspendidos”, dice. Desde principios de febrero, un solo miembro de su hogar está autorizado a salir a la vez a la calle, y solamente por dos horas y cada dos días.
Lo mismo le ocurre a Zhang Hongwu, de 29 años, que fue a visitar a su familia en Henan (centro) y no puede volver a Shanghai. “Nunca podré regresar” se lamenta. Ahora tiene que buscar un empleo en una ciudad más cercana.
‘Impotente’
Las empresas, en plena penuria de mano de obra, buscan soluciones: el gigante electrónico Foxconn, suministrador de Apple, propone a los nuevos empleados del Sichuan (sudoeste) una prima de 3.750 yuanes (aproximadamente USD 490), según un anuncio.
Una zona industrial de Tianjin (este) alquiló 150 autobuses para ir a buscar a algunos de sus empleados fuera del municipio, según la agencia China Nueva.
Otros se las arreglan por sí mismos: según Shi Minxin, jefe de una firma de moldeados industriales cercana a Shanghai, uno de sus empleados hizo en su automóvil 1 600 kilómetros para reanudar el trabajo… antes de ser colocado en cuarentena forzada a su llegada.
La empresa funciona ahora al 80% de sus capacidades, pero sus ventas se han desmoronado, se inquieta Shi.
En la región de Anhui, el joven Liu está cada vez más impaciente: “Me siento impotente, quiero irme y no puedo hacerlo. No tengo nada que hacer en casa, salvo engordar”, se queja Liu.