Más de 260 temblores han sacudido las regiones del norte de Chile tras el terremoto de magnitud 8,2 del pasado martes, que dejó seis muertos y cuantiosos daños materiales, además de casi un millón de evacuados, informaron ayer fuentes oficiales.
Tras el terremoto del martes se han producido 265 temblores en la zona, de los que 29 han sido perceptibles, dijo Miguel Ortiz, jefe del Centro de Alerta Temprana de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi).
El más potente de esos sismos ocurrió a las 23:43 horas del miércoles, con una magnitud de 7,6, que llevó a las autoridades a decretar una segunda evacuación masiva en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, frente a la eventualidad de un tsunami. Ortiz dijo que esta segunda evacuación afectó a 270 000 personas.
Entre los evacuados esta vez estuvo la presidenta Michelle Bachelet, quien se alojaba en un hotel de Arica situado a solo 40 metros de la playa.
En medio de la serie de nuevos temblores los habitantes del norte de Chile trataban ayer de normalizar sus vidas. Las autoridades señalaron que en Arica y Parinacota se ha repuesto el 70% del servicio eléctrico y el 90% del agua potable.
En esta región, el municipio de Alto Hospicio, cercano a Iquique y uno de los puntos más afectados por el sismo con unas 2 500 viviendas destruidas, algunas localidades del interior continuaban sin luz ayer, mientras el agua potable era distribuida en camiones.
Sin luz, sin agua, y con sueño, José Gutiérrez, vecino de Iquique, dice que aún no está al borde de la desesperación, pero confiesa que tras el fuerte terremoto el pánico invadió a sus hijos. Ayer hacía una larga fila para conseguir agua.
Otras familias se quejaron en cambio que el precio del pan subió. De un valor normal de 900 pesos (1,8 dólares) el kilo, el precio había saltado a un promedio de 5 000 pesos (10 dólares) por kilo. Y comienza a acabarse rápido en las tiendas.
El Gobierno advirtió que controlará el cobro de precios abusivos en productos como pan, agua envasada y combustibles.