Chile reaccionó mejor que hace cuatro años

RODRIGO VILLALON / EFE

Dos fuertes sismos de 7,8 y 6,3 grados sacudieron la noche de ayer, 2 de abril, el extremo norte de Chile, un día después del terremoto de 8,2 grados en la escala abierta de Richter. Enseguida, se emitió una nueva alerta de tsunami. Así lo informó el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (Shoa).
El movimiento de 7,8 grados ocurrió a las 23:43 locales (21:43 de Ecuador) a 20 km al sur de la ciudad de Iquique y “conforme a la nueva magnitud se pasa a estado de alerta de tsunami” en todo el borde costero de Chile.Lo anunció el Shoa en su Web.
En forma paralela, la Televisión Nacional chilena informó que los pequeños botes pesqueros están saliendo del puerto de Arica con el fin de evitar un posible maremoto, mientras las alarmas comenzaron a sonar con el fin de que la gente corra a lugares seguros.
El fuerte movimiento telúrico se produjo horas después de que miles de personas en la zona norte de Chile regresaran a sus casas, tras la evacuación por el alerta de tsunami, que se produjo luego del terremoto de 8,2 grados.
“No habrá restricciones en el uso de recursos para enfrentar la emergencia”, anunció el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, tras la gira de la presidenta Michelle Bachelet a las urbes más afectadas por la tragedia en el norte del país.
“El Gobierno está acá para apoyarlos, ustedes han dado un tremendo ejemplo”, confirmó Bachelet desde Iquique, epicentro del sismo que provocó alertas de tsunami en Perú, Colombia, Panamá, Ecuador, Nicaragua y Costa Rica.
No obstante los daños en 2 500 viviendas y ocho carreteras principales, las autoridades emitieron señales e informes llamando a la calma. “Todos los aeropuertos y carreteras vuelven a estar operativos”, dijo por ejemplo el director de la Oficina Nacional de Emergencias, el general retirado
Ricardo Toro, tras la suspensión de vuelos para 3 000 pasajeros.
El Gobierno, que canceló paulatinamente la alerta de tsunami en distintas ciudades, detalló además que unas 970 000 personas fueron evacuadas a lo largo de 4 000 kilómetros de costa.
El sismo obligó, además, a miles de personas a pernoctar en estadios o cerros, por lo que el Gobierno decidió suspender las clases para millones de estudiantes en Arica, Valparaíso o Concepción.
La crisis, que mantiene sin servicio de agua potable y electricidad a amplias zonas del norte del país, obligó a evacuar a 2 000 reclusos desde cárceles aledañas a zonas costeras en puertos como San Antonio o Lebu, a 2 000 kilómetros del epicentro sísmico.
En medio del caos, unas 293 presas escaparon de la cárcel femenina del desértico puerto de Iquique cuando eran trasladadas a una zona segura, algunas de ellas con sus hijos. El Gobierno envió desde la capital a un centenar de comandos policiales para iniciar su recaptura. Al menos 131 ya fueron detenidas, según las autoridades.
Prueba a la capacidad de reacción de Bachelet
El sismo puso a prueba la capacidad de reacción de la flamante presidenta Michelle Bachelet, quien cuatro años atrás enfrentó con errores un fenómeno similar.
Apenas tres semanas después de asumir su segunda presidencia, a Bachelet le tocó de nuevo el martes encarar un fuerte terremoto que deja hasta ahora seis fallecidos.
Esta vez hubo una alerta de tsunami respaldada por informes técnicos oportunos, que llevó a evacuar unas 900 000 personas en los 4 300 km de costa de todo el país.
Bachelet se instaló en el Palacio de La Moneda para monitorear los daños. A pocas horas del sismo decretó zona de catástrofe en las regiones de Arica y Tarapacá, adonde envió a dos jefes de las Fuerzas Armadas con el propósito de “tomar el mando del orden público y evitar situaciones de saqueo y desorden”.
En contexto
El ministro chileno de Hacienda, Alberto Arenas, aseguró que su país cuenta con los recursos necesarios para afrontar la emergencia. La Ley de Presupuestos considera, en la partida del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, normas que facilitan estas acciones.
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