Manifestantes desafiaron este lunes en Bangkok los llamados a dispersarse del Gobierno de Tailandia. Mientras las tropas estrechaban el cordón de seguridad, poniendo al Ejército en camino de colisión con los opositores “camisas rojas” que dicen estar dispuestos a luchar hasta la muerte. Unos 5 mil manifestantes ignoraron el plazo de las 15:00 locales (08:00 GMT, 03:00 de Ecuador) para abandonar su campamento en el distrito comercial de Bangkok. Los manifestantes quieren la disolución del Parlamento y la dimisión del primer ministro Abhisit Vejjajiva, y que se convoquen a elecciones “legítimas”. “Seguiremos lanzando advertencias a los manifestantes y lentamente incrementaremos la presión si no se van”, repetía Thawil Pliensee, secretario general del Consejo de Seguridad Nacional, que agregó que el Ejército no tenía planes inmediatos para despejar a la fuerza la concentración. En distintas partes de la ciudad, la gente acaparaba alimentos y los hoteles solicitaban a sus huéspedes que se fueran. Las escuelas han estado cerradas y aunque el lunes y el martes fueron declarados festivos públicos, mercados y bancos seguían abiertos. Al mermar los enfrentamientos el lunes, los vecinos del distrito comercial llevaban sus pertenencias y a sus niños lejos del área. Los enfrentamientos, que dejaron 35 muertos y más de 200 heridos el fin de semana, se extendieron a tres áreas de la ciudad de 15 millones de habitantes; mientras el Ejército trataba de imponer un cordón de seguridad en torno al campamento, que ocupa un área de tres kilómetros cuadrados del distrito comercial. Un militar tailandés renegado, Khattiya Sawasdipol, considerado el asesor militar de los “camisas rojas” murió ayer en el hospital donde estaba siendo atendido tras recibir el jueves un disparo en la cabeza. Los choques han enfrentado a los pobres de áreas rurales y urbanas de bajos recursos contra la élite que tradicionalmente ha dirigido a Tailandia.