‘Pituca’ pesa lo que una pluma y mucho no puede andar, pero con 68 años va por su barrio de La Habana explicando el plan de despidos de Raúl Castro y monta guardia nocturna contra el “enemigo” desde que Fidel Castro creó hace medio siglo los Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
“Ahí al frente está el enemigo (EE.UU.). Me duelen las piernas para marchar, pero tengo el corazón y la lengua para defender la revolución”, dice Francisca Díaz, desempolvando en el comedor de su humilde casa viejos afiches de Fidel para la fiesta, la noche de lunes y madrugada de martes, del 50 aniversario de los CDR. Su apariencia frágil contrasta con el grado de capitán (r) de las Fuerzas Armadas y la beligerancia de 30 años como Presidenta de un CDR y dirigente fundadora de esas organizaciones de barrio, pilares de la seguridad del Gobierno comunista, que agrupan a 8,4 millones mayores de 14 años, de 11,2 millones de cubanos.
Autoproclamados “ojos y oídos de la revolución”, los CDR fueron creados por Fidel Castro como sistema de vigilancia, en medio de sabotajes y atentados, el 28 de septiembre de 1960 en un acto en el Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución), cuando regresaba de una histórica intervención en la ONU.
“La vigilancia es lo principal, pero hacemos infinidad de tareas”, dice ‘Pituca’, quien cita campañas de vacunación, donación de sangre, recogida de materia de reciclaje, evacuación en ciclones y apoyo a la ofensiva de Raúl Castro contra el derroche, los robos al Estado y las “plantillas (laborales) infladas”.
Su esposo Lázaro Sánchez, teniente coronel y ex combatiente de 68 años, coincide en que hay que “orientar a la población” sobre la necesidad del plan de eliminar 500 000 empleos, pues “los vendepatria aprovechan la confusión para sembrar dudas”.
Los CDR, cuyo emblema es un hombre con machete en alto y se agrupan en zonas y regiones bajo una coordinación nacional, inspiraron comités similares en Venezuela, Nicaragua y Ecuador, causando polémicas, pues los críticos los definen como órganos de delación, represión y control social.
“Son instrumento para la violación sistemática y masiva de derechos humanos, discriminación ideológica y represión. Auxilian a la Policía y al Servicio Secreto”, afirma el opositor Elizardo Sánchez, recordando a los CDR en actos de repudio durante el éxodo del Mariel en 1980, en el cual emigraron 125 000 cubanos.
“Estamos orgullosos de acompañar 50 años al Comandante en la intransigente defensa de la revolución frente al imperio y sus lacayos”, expresa Pedro Pérez, de 63 años, director del Museo de los CDR, en Habana Vieja, ante el mural que recrea a Fidel en la tribuna aquel día de septiembre. ‘Pituca’ sabe quién es quién de los 110 vecinos de su CDR. Cada comité tiene presidente, jefe de vigilancia, organizador e ideólogo -su marido, en esa cuadra- y lleva un registro de los “cederistas”: nombre, edad, dirección y ocupación.
A Celia, ex maestra de 51 años, le chocan las “verificaciones” con que certifican la conducta o si alguien es “confiable políticamente” . “Te las piden si vas a buscar trabajo, para todo. Se saben vida y milagro”, se queja.
Fidel Castro vuelve a fustigar a Estados Unidos
El ex presidente Fidel Castro se dio ayer un nuevo baño de multitudes durante un discurso de más de una hora, en el que arremetió contra Estados Unidos y alertó de los peligros de las armas nucleares, al celebrar los 50 años de los llamados Comités para la Defensa de la Revolución (CDR).
“¡No importa, no importa que cualquiera de nosotros caiga, lo que importa es que esa bandera se mantenga en alto, que la idea siga adelante!, ¡que la patria viva!”, dijo Castro, vestido de verde oliva y con gorra militar, al recordar el discurso que pronunció en la noche del 28 de septiembre de 1960, en el acto fundacional de los comités dedicados a la “vigilancia colectiva revolucionaria”.
“No vacilo en proclamar que hemos cumplido y ustedes seguirán cumpliendo la promesa de aquella eterna noche”, añadió el ex Jefe de Estado, de 84 años, ante unos 20 000 militantes concentrados en el mismo lugar, frente al antiguo Palacio Presidencial de La Habana, hoy convertido en el Museo de la Revolución. Recordó también que la Revolución Cubana “se ha enfrentado al imperio más poderoso del mundo”. DPA