La noticia de que dos de los pasajeros del desaparecido vuelo MH370 pudieron embarcar en Kuala Lumpur usando pasaportes robados despertó suspicacias sobre la seguridad aérea en Asia.
Según fuentes policiales tailandesas, los mercados negros de documentos robados suelen estar manejados por redes sudasiáticas conectadas con bandas establecidas en Europa, sobre todo en España.
Malasyan Airlines, la compañía que operaba el vuelo, asegura que no encontró discrepancias entre los nombres de los pasaportes y los 227 pasajeros, asegurando que no es responsable de autenticidad de los documentos.
Sin embargo, la organización policial internacional Interporl asegura que el robo de los pasaportes estaba registrado en sus bases de datos y criticó a las autoridades malasias por no haberlas consultado.
El ministro de Interior malasio, Ahmad Zahid Hamidi prometió una investigación al respecto, aunque también señaló que a menudo “es difícil determinar la autenticidad de un pasaporte internacional”, pues no todos los países emplean un sistema biométrico y códigos de barras.
Según expertos en seguridad, es bastante habitual encontrar personas que viajan por Asia con pasaportes robados o falsificados, pues ese tipo de documentos se han utilizado durante décadas para la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y otro tipo de crímenes.
Los migrantes ilegales de China utilizan a menudo pasaportes robados o falsificados de países más prósperos, como Japón, Singapur, Taiwan y Corea del Sur.
Los pasaportes utilizados en el vuelo MH370 les fueron robados al italiano Luigi Maraldi y el austriaco Christian Kozel en Tailandia, importante centro de falsificación de documentos.
Según fuentes de la policía tailandesa, los mercados negros de documentos robados y falsificados están operados a menudo por redes sudasiáticas bien conectadas con grupos similares en Europa, sobre todo en España. Tanto el país ibérico como Tailandia reciben cada año millones de turistas y tienen una laxa legislación sobre visados de este tipo, para facilitar el tránsito de viajeros.
“No debería sorprender demasiado, pues recibimos unos 26 millones de turistas al año”, afirmó un portavoz del Ministerio de Exteriores tailandés en referencia al mercado de pasaportes robados.
Las redes de falsificación de pasaporte basadas en Tailandia han sido relacionadas en el pasado con ataques terroristas.
La policía de Tailandia arrestó en 2009 a una mujer tailandesa después de que la policía española la relacionase con una banda dirigida desde Pakistán que habría falsificado pasaportes para terroristas involucrados en los atentados terroristas perpetrados en Madrid el 11 de marzo de 2004, en los que murieron 191 personas.
Los pasaportes fueron robados a turistas en España, enviados a Bangkok para ser modificados y devueltos a España, afirman los investigadores.
Por otro lado, algunas aerolíneas asiáticas han sido multadas por infringir el protocolo de seguridad. A la propia Malaysian Airlines se le impuso en 2012 una multa por alterar el número de un pasaporte para permitir embarcar a un pasajero malasio en un vuelo a Auckland, a pesar de que Nueva Zelanda envió una petición de “no embarque” después de que se realizase en check-in.
El gobierno neozelandés también multó ese mismo año a la compañía Cathay Pacific por no proporcionar información sobre un sudafricano que embarcó en un vuelo con destino a Auckland vía Hong Kong.
Respecto al avión desaparecido el sábado en el trayecto Malasia-Pekín, analistas chinos han puesto la vista en la laxa seguridad de Malasia.
“El uso de pasaportes robados para embarcar es bastante sorprendente, porque los controles de seguridad en los aeropuertos son muy estrictos”, explicó Zhang Qihuai, experto en legislación aérea en la universidad estatal china de Ciencias Políticas y Derecho.
“Un caso así no se daría en China”, afirmó en declaraciones a DPA. “Incluso para el 11-S, los terroristas utilizaron sus pasaportes reales”. Pero a pesar de estas palabras, los controles de pasajeros no parecen ser mucho mejores en los aeropuertos de China y de otros países asiáticos.
El personal de aerolíneas en China permite a veces a pasajeros extranjeros que embarquen incluso si los nombres de los reservas online no coinciden con el de sus pasaportes.
Un reportero de DPA logró una vez pasar sin problemas los servicios de inmigración chinos con un pasaporte cancelado y con la esquina cortada. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, Interpol creó una base de datos para que los gobiernos pudieran detectar el uso fraudulento de pasaportes y otros documentos.
Pero Malasia, China y muchos otros países no utilizan el sistema de Interpol, al que la mitad de las 800 millones de peticiones registradas en año pasado le llegaron de Estados Unidos y Reino Unido.
“Es una situación que no esperamos encontrarnos nunca”, afirmó el domingo el secretario general de Interpol, Ronald Noble, en referencia a la desaparición del MH370.
“Interpol se pregunta desde hace años por qué los pasíes esperan a una tragedia para implementar medidas de seguridad en las fronteras y accesos”, afirmó Noble. Para Zhang, hay dos razones por las que China no utiliza el sistema de Interpol.
“Una vez que se utiliza el sistema de Interpol para introducir todos los datos, la capacidad operacional (necesaria) para los aeropuertos sería enorme”, explica. “La otra razón, es que el nivel de alerta de los aeropuertos no es lo suficientemente elevado”.
Los dos pasajeros sospechoso del avión de Malaysian Airlines desaparecido el sábado que embarcaron con pasaportes falsos “no tenían aspecto asiático“, aseguró hoy, 10 de marzo, el subdirector de la Autoridad Civil de Aviación, Azharuddin Abdul Rahman. El funcionario contradijo así las declaraciones del ministro del Interior, Zahid Hamidi, que señaló que los dos sospechosos tenían “rasgos faciales asiáticos”.
“Hemos mirado una y otra vez las imágenes de video y las fotografías y ahora está confirmado que no tienen aspecto asiático”, señaló.
El inspector de la policía de Malasia, el general Khalid Abu Bakar, dijo que los investigadores han identificado a uno de los pasajeros sospechosos, aunque no ofreció ni su nombre ni su nacionalidad.