Caetano: Lo que más me gusta es no haber muerto

 

 

Ya no son jóvenes. La madre, Dona Canô, tiene 102 años y el pelo muy blanco. Sus dos hijos lo tienen gris, y sus rizos rebeldes, grandes, profundos, se ven apaciguados. María Bethania tiene 63 años y su hermano Caetano Veloso tiene 67, y en un video que flota por internet, ambos flanquean a su madre y le hablan dulcemente, como si ella fuera la niña y ellos los adultos.“Todo lo que tocaban en la radio, Caetano lo aprendía, era una cosa horrible”, dice Dona Canô, y todos se ríen. Murmura, en portugués, algo ininteligible, y sentencia: “Ese era mi Caetano”.

Los tres se ponen a cantar, en esa voz suave de la familia que se ha convertido en un portento cultural en el Brasil de los últimos 50 años, gracias al legado que le han entregado a la música popular: el Tropicalismo.

Caetano Veloso considera que está en la ‘infancia de la vejez’ y que el mundo que hoy se le abre le da una profunda curiosidad. “Lo que menos me gusta es la natural decadencia física de la vejez”, reflexiona en medio de su más reciente gira musical.

El brasileño está presentando su último disco, ‘Zii e Zie’, en toda América. “Lo que más me gusta -dice enfático- es no haber muerto, y poder ver a mis hijos de 13 y 18 años tornándose hombres, a mis nietos empezando a hablar”.

Moreno, el mayor de sus hijos, de 38 años y fruto de su primer matrimonio, es también famoso en Brasil, y a veces trabajan juntos; en este último disco ofició como productor. Caetano explica que siempre ha existido “armonía” entre ambos: “Moreno es mucho más calmo y sabio que yo. También tiene una inteligencia para la matemática que me falta del todo. En muchas cosas se parece más a su madre que a mí. Pero heredó un poco del timbre de mi voz, aunque haga cosas distintas y su registro sea más agudo y, sobre todo, entendió la cultura de mi región en Bahía como si hubiera vivido conmigo desde mi niñez. Él es la cosa más importante que me pasó en mi vida adulta. Fue un niño que sólo tenía amor para ofrecerme. Y sigue siendo así hoy, cuando él mismo tiene dos hijos”.

Las nuevas generaciones en la familia crecen, viven y cantan como lo hicieran él y Maria Bethania y Gilberto Gil, cuando en los 60 revolucionaron con el Tropicalismo la música y el país. Los hijos y los nietos de Caetano Veloso crecen hoy en un Brasil pujante, en donde la rebeldía de su padre es parte de la historia.

Caetano vivió los años difíciles, el exilio en Londres y el regreso, ha visto circular presidentes y ha presenciado atentamente la transformación de su país.

A la pregunta de si es Brasil el país estrella del momento, él responde: “A veces es lo que parece. Pero Brasil es un país grande y que fatalmente tiene ambiciones grandes. Yo las tengo para él”.

Para la generación de sus hijos menores, Caetano es quizás un hombre importante que canta suave y bien melódico, una versión más calma del joven que alguna vez metió las guitarras eléctricas en canciones hasta entonces acústicas. Por eso, su disco ‘Cê’, que lanzó hace tres años, fue tildado de conversión al rock, cuando realmente era un reencuentro; Caetano Veloso reunió a una banda de músicos de la edad de Moreno y se puso a rockear sobre su vida y su divorcio, luego de 18 años en pareja.

“Situaciones de vida pueden aparecer en canciones, casi siempre transformadas y muchas veces sin que el autor esté así tan consciente”, explica sobre las temáticas de sus discos. “Oigo ecos de la separación en ‘Zii e Zie’. Hay también la atmósfera, que para mí era todavía desconocida, de tener una vida de adulto soltero”.

Hoy, además de seguir con las guitarras eléctricas y vivir sin una mujer, el Caetano de pelo negro y blanco, el Caetano abuelo, destaca que vuelve a reflexionar en sus canciones sobre los temas que alguna vez lo convirtieron en incendiario.

Veloso dijo alguna vez que si no fuera por su hermana, quizás nunca hubiera sido cantante.

Para un conocido historiador brasileño, si Gilberto Gil es el alma del Tropicalismo, Caetano es su cabeza. Es un gran pensador y aunque hoy contesta que nunca entraría en política como Gil, quien fue ministro de Cultura, su opinión sigue pesando en Brasil. Y, de hecho, genera polémicas.

El año pasado, los diarios de su país ardieron con titulares en donde Veloso tildaba de “analfabeto” a Lula da Silva, y alababa a la candidata Marina Silva. El cantante asegura que sus declaraciones fueron sacadas de contexto: “Nunca dije nada malo de Lula, aunque haya momentos en que lo merecería, como en lo referente al disidente cubano que murió en huelga de hambre el día que Lula estaba con Fidel y Raúl: no encuentro aceptables las cosas que Lula dijo a la prensa”, explica.

“Hice un elogio a Marina Silva, diciendo que ella es Lula y Obama a la vez. Y expliqué que, como Obama, y a diferencia de Lula, ella estudió, escribe bien y no habla como analfabeta. Que Lula habla como alguien que no sabe leer es reconocido -y admirado- por todos, incluido yo. Pero el hecho de que Marina tenga esa vocación para el desarrollo intelectual, ¡ya que ella aprendió a leer a los 16 años!, es importante e interesante y merece ser destacado. El periódico puso en la primera página esta frase: ‘Caetano dice que Lula es analfabeto y declara que vota por Marina’. Casi toda la gente lee solamente eso. Y ese acuerdo tácito de apoyo irrestricto a Lula, como si fuera un Perón del siglo XXI, es lo que no me gusta”.

Él es un testigo orgulloso de su pasado; y cuando se le pide elegir cinco compatriotas destacados de los últimos 100 años, no puede hacerlo; dice que mejor hace cinco listas de cinco:

“João Gilberto, Pelé, Lula, Guimarães Rosa, Xuxa. Glauber Rocha, Niemeyer, Roberto Carlos, Getúlio Vargas, Jorge Ben. Milton Nascimento, Gilberto Gil, Augusto de Campos, Dona Ivone Lara, Clarice Lispector. Chico Buarque, Marighela, Roberto Campos, Carlos Drummond de Andrade, Gilberto Freire. Neguinho do Samba, Osmar do Trio Elétrico, Fernando Henrique Cardoso, Nelson Cavaquinho, João Cabral de Mello Neto.

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