Apuntada por las encuestas como clara favorita, la candidata oficialista a la presidencia brasileña, Dilma Rousseff, fracasó ayer en su intento de asegurarse el gobierno. Por ello, disputará una segunda ronda contra el opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).El desempeño de la ‘delfín’ del presidente Luiz Inacio Lula da Silva en las urnas de ayer fue peor de lo que auguraban las encuestas. Tras el recuento oficial del 99,5% de las urnas, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) suma solo un 46,82% de los votos válidos, un índice que está muy lejos de la mayoría absoluta que necesitaba para conquistar la presidencia en la primera vuelta.
La relativa “derrota” obligará a la ex jefa de Gabinete de Lula a cumplir casi un mes más de campaña para enfrentar el 31 de este mes a Serra, quien suma poco casi 33 millones de votos, (un 32,65% de los válidos), unos 11 millones menos que Rousseff.
El naufragio del sueño de Lula de definir ayer a Rousseff como su sucesora en el gobierno se debió principalmente al sorprendente desempeño en las urnas de la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, quien más que duplicó su apoyo electoral en las últimas semanas y suma más de 19 millones de sufragios, que representa un 19,7% del total.
El resultado de los escrutinios sorprendió incluso porque el apoyo de Rousseff quedó por debajo de las previsiones del sondeo boca de urna del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE, privado), que pronosticó que la candidata del PT tendría entre 49 y 53% de votos.
“Quiero agradecer los apoyos que recibí. Esta campaña es un momento especial en mi vida. Encaro esta segunda vuelta con mucha garra y energía, porque tendré la oportunidad de detallar más propuestas y mis proyectos ” , dijo Rousseff en la sede de su comité de campaña al referirse a la definición de la elección presidencial del próximo 31.
“Nosotros estamos habituados a los desafíos. Tradicionalmente tenemos buen desempeño en segundo turno de elecciones. Estoy segura de que tendremos un importante proceso de diálogo con la población” para la segunda vuelta, apuntó Rousseff, con visibles muestras de cansancio.
Según el analista político Merval Pereira, del canal televisivo GloboNews, Rousseff al parecer perdió terreno en la recta final, posiblemente a raíz del escándalo de tráfico de influencias que en septiembre último llevó a la renuncia de su sucesora en el Gabinete Civil de la Presidencia, Erenice Guerra.
Además, el apoyo a su candidatura entre sectores más conservadores de la sociedad pudo haber sufrido un desgaste a raíz de rumores que circularon en Internet, según los cuales la representante del PT pretendería legalizar el aborto y el casamiento entre homosexuales, lo que ha sido desmentido por Rousseff.
Ello habría desatado un movimiento de ‘migración’ de votos de Rousseff a Marina Silva, que ahora se perfila como la ‘novia codiciada’ cuyo apoyo será disputado por ambos candidatos a la presidencia en la ronda decisiva.
Pese a que fue afiliada al PT por varios años y se desempeñó incluso como ministra de Medio Ambiente de Lula, Silva aseguró que pretende mantenerse neutral en una segunda vuelta, mientras que dirigentes de su PV expresaron a la prensa su tendencia a apoyar la candidatura de Serra.
Una encuesta reciente estimó que al menos el 60% de los electores de Marina Silva tiende a respaldar a Serra en la segunda vuelta, lo que, según la comentarista política Cristiana Lobo, hace prever que en las próximas semanas la disputa entre Rousseff y Serra será mucho más exacerbada que hasta ahora.
Las sorpresas en los escrutinios cerraron una jornada electoral extremadamente pacífica en Brasil: “Tuvimos elecciones tranquilas, con poquísimos incidentes y sin episodios de violencia”, afirmó el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Ricardo Lewandowski, después de que se terminara la votación.
Ayer, 135,8 millones de brasileños fueron convocados a las urnas para elegir al sucesor del presidente Lula.