Bolsonaro y Haddad van a segunda vuelta en Brasil, según el escrutinio oficial
El ultraderechista Jair Bolsonaro, con el 46,05 % de los votos en las elecciones presidenciales celebradas el 7 de octubre de 2018 en Brasil, y el socialista Fernando Haddad, con el 29,25 %, dirimirán la jefatura del Estado en una segunda vuelta el 28 de octubre, según los resultados con el 99,92 % escrutado.
El ultraderechista, un polémico candidato por su defensa de la dictadura militar (1964-1985) y por sus declaraciones racistas, machistas y homófobas, confirmó su favoritismo, consiguió una votación superior a la pronosticada por los sondeos y le faltó poco para haber sido elegido sin necesidad de una segunda vuelta.
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT), escogido a dedo por el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva una vez que no pudo postular por su condición de preso y condenado por corrupción, consiguió garantizar el segundo puesto y su lugar en la segunda vuelta.
De acuerdo a las normas electorales brasileñas, la segunda vuelta es necesaria cuando ningún candidato supera el 50 % de los votos.
En tercer lugar, muy lejos de Haddad, se situó el laborista Ciro Gomes, quien obtuvo el 12,47 % de los votos válidos.
Según las encuestas publicadas hasta este sábado, en caso de una segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad, ahora confirmada, ambos estarían empatados en torno a un 45 % de los votos.
Alivio en el PT
Haddad, se dirigió a sus partidarios en Sao Paulo, prometiendo “unir a los demócratas de Brasil”, en clara alusión Bolsonaro, un defensor de la dictadura militar (1964-1985).
“Queremos un proyecto amplio para Brasil, profundamente democrático, que busque de forma incansable la Justicia social”, dijo este profesor y exalcalde de sao Paulo, de 55 años.
Agradeció además el “liderazgo” de Lula, a quien irá a visitar como todos los lunes en la cárcel de Curitiba, sur) donde el líder histórico de la izquierda purga una pena de 12 años de cárcel por corrupción.
Al conocerse la posibilidad de una segunda vuelta, su equipo de campaña pasó del silencio al júbilo en el hotel paulista en el que pronunció su discurso.
Haddad empezó de inmediato a tender puentes con otros candidatos, sabedor de que solo una serie de alianzas podrían darle la victoria.
La clave para que se acerque a los porcentajes de Bolsonaro la tiene en el centroizquierdista Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT) , que fue ministro de Integración Nacional de Lula y consiguió más de 12% de los votos.
En declaraciones a la prensa, Gomes dijo que discutiría con los líderes del PDT la posición para la segunda vuelta, pero adelantó ya un posible apoyo: “Haré lo que hice toda mi vida, que es luchar por la democracia y contra el fascismo”, declaró.
De la alegría a la preocupación
En Rio de Janeiro, en el bar del hotel Windsor Barra, donde habló el equipo de campaña de Bolsonaro, el optimismo reinante a lo largo del día dejó paso a la preocupación.
Las próximas tres semanas pondrán a prueba la resistencia del candidato, que estuvo al borde la muerte tras el atentado del 6 de septiembre.
El resultado lo coloca como a su rival ante la obligación de conquistar más aliados, pese a su alto índice de rechazo por sus propuestas de armar a la población para combatir la delincuencia, así como por sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas y su justificación de la tortura durante la dictadura.
“Apoyo a Bolsonaro porque nuestro país precisa un shock de orden y él es el único hombre capaz de hacer eso por Brasil”, dijo Lourdes Azevedo, de 77 años, pedagoga jubilada.
El resultado “es un poco decepcionante. Esperábamos ganar en primera vuelta. Ahora es más difícil. La segunda vuelta es un riesgo”, agregó.
Bolsonaro y Haddad son los vencedores y al mismo tiempo los candidatos con mayor índice de rechazo.
Haddad, poco conocido fuera de Sao Paulo, heredó parte del electorado de Lula, sobre todo entre la población pobre que mejoró sus condiciones de vida bajo su gobierno (2003-2011).
Pero también heredó el odio que Lula inspira entre quienes le reprochan los escándalos de corrupción revelados por la Operación Lava Jato y la crisis económica en la que se sumió el país bajo el mandato de su heredera política Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016.
El centro y las alianzas
Durante la campaña, Haddad “se olvidó mucho del centro, que es fundamental. Sin el centro no se gana una elección y menos aún se gobierna, entonces precisa esos apoyos ya. Son tres semanas, una campaña cortísima, y más aún tiene que pensar en la gobernabilidad, estableciendo compromisos con esos sectores”, explicó André César, de la consultora Hold en Brasilia.
Bolsonaro, por su parte, recibió en la última semana apoyos de poderosos sectores, como los ruralistas y las iglesias evangélicas con los que tejió alianzas.