Durante la época del Renacimiento se pensaba que el espárrago era un potente afrodisíaco, por lo que su consumo estuvo prohibido en los conventos. Hoy en día, este vegetal, es muy apreciado en la gastronomía internacional.
Los espárragos son brotes jóvenes y tiernos de la esparraguera, planta herbácea de la familia de las liliáceas que alcanza hasta metro y medio de altura. Su forma es alargada, de entre 20-30cm, con pequeñas hojas en la punta en forma de escamas.
Los espárragos frescos están constituidos sobre todo por agua y fibra. Junto con la remolacha poseen propiedades rejuvenecedoras. Son bajos en calorías, ricos en proteínas, por eso suelen incluirse en dietas de adelgazamiento.
Existen dos variedades de espárragos, el blanco y el verde. El espárrago blanco crece bajo tierra. Por lo que no recibe la luz solar y no desarrolla la clorofila, el pigmento responsable del color verde de los vegetales. Antes de su consumo, conviene quitar la piel y la segunda capa brillante desde la punta hasta la base.
El espárrago verde también llamado espárrago negro, amargo o triguero, crece en contacto con la luz del sol. Para su consumo, no es necesario pelarlo.
Conviene comprar espárragos frescos y consumirlos lo más pronto posible. El tallo debe ser recto y firme sin cambios de coloración. Las escamas de la cabeza deben ser compactas y cerradas. Envueltos en un paño húmedo dentro de la refrigeradora es la mejor manera de conservarlos y de mantener sus nutrientes.
Los frescos se consumen cocidos. Para cocerlos se añade un poco de sal, azúcar y mantequilla al agua de cocción. Los espárragos son un vegetal muy versátil.
Se los disfruta como acompañante de una gran variedad de platos hechos a base de carne, pescado, arroz, sopa, ensaladas, también gratinados, con salsa holandesa, o simplemente como bocaditos. Simplemente una delicia…