La visita de Estado al Reino Unido que el papa Benedicto XVI inicia hoy está envuelta por la polémica y la controversia. Hasta el próximo domingo, el Pontífice estará en las ciudades de Edimburgo, Glasgow, Birmingham y Londres.
Según la encuesta elaborada por la consultora Populus para el periódico The Times, solo el 14% de los británicos está a favor de la visita papal. De 1 508 consultados, entre el 10 y 12 de septiembre, un 57% dijo que el Estado británico no debería pagar “ni un penique” por la llegada del Papa.Esta reacción se da por las posturas consideradas “intolerantes” de la Iglesia en los casos de pederastia que involucran a sacerdotes católicos y otros temas como el aborto, el homosexualismo y el sacerdocio de las mujeres.
Las víctimas de abusos por parte de sacerdotes católicos instaron al Vaticano a entregar a la Policía las listas de presuntos culpables para prevenir nuevos casos de delitos sexuales de clérigos.
Un grupo de víctimas y activistas dijo ayer en Londres que el Vaticano debe pedir más que disculpas verbales y ofrecer medidas concretas para reparar el daño sobre los abusos de sacerdotes.
“El Papa es el jefe. El tiene la capacidad de hacer estas cosas. Las palabras deben ser respaldadas por acciones… Necesitamos que el Papa diga ‘Voy a entregar toda la información que tengo sobre abusos de sacerdotes, dondequiera que se encuentren en el mundo, a las autoridades de los países donde estas personas se están protegiendo’, agregó Saunders.
Las declaraciones de un asesor papal en las que califica al Reino Unido como “país del Tercer Mundo, afectado por un nuevo ateísmo agresivo”, encienden más la polémica visita.
Las observaciones del cardenal alemán Walter Kasper a la revista alemana Focus agregaron tensión a la visita histórica del pontífice. “Cuando uno aterriza en el aeropuerto (londinense) de Heathrow puede pensar a veces que está en un país del Tercer Mundo. “Sobre todo en Inglaterra se propaga un nuevo ateísmo agresivo”. “Si uno lleva una cruz en (un vuelo de) British Airways, es discriminado”, fueron algunas de las frases que dijo.
El diario The Guardian informó que Kasper no participará de la visita debido a sus declaraciones, pero un portavoz del Vaticano dijo que no viajará por motivos de salud. La emisora BBC, citando fuentes del Vaticano, indicó que el prelado alemán sufre de gota.
Pero la hostilidad hacia el Pontífice de 83 años podría aumentar tras las nuevas revelaciones de los últimos días en Bélgica sobre el escándalo de los abusos sexuales por parte del clero que sacudió a la Iglesia Católica y, especialmente, a la vecina y católica Irlanda.
En lo que va del año, se supo de 11 casos relacionados con abusos de menores, en Europa y América, que involucran a sacerdotes.
Ayer, varias personalidades se dirigieron en una carta abierta al Pontífice. “Consideramos que el Papa no debiera recibir honores de una visita de Estado”, señalaron en un comunicado publicado por el diario The Guardian. El científico Richard Dawkins y los escritores Stephen Fry y Ken Follett están entre los firmantes.
El presidente de la Conferencia Episcopal británica, el cardenal Vincent Nichols, reconoció, el martes pasado, que la Iglesia Católica no manejó en forma correcta el tema de los abusos. Miembros de varios movimientos de protesta anunciaron manifestaciones durante la visita papal.
El alto costo de la estancia papal también provoca malestar. Según los organizadores, la factura rondará los 20 millones de libras (31 millones de dólares, 24 millones de euros), la mitad o más a cargo del contribuyente, cifras que sus detractores estiman elevadas.
Los servicios de seguridad e inteligencia británicos pusieron en marcha un operativo gigante de seguridad para la visita de Benedicto XVI al país. Cientos de agentes policiales fueron desplegados para garantizar la seguridad en los actos programados durante los próximos cuatro días. Benedicto XVI viajará en su “papamóvil”, con vidrios blindados y equipado contra atentados.