Los ejecutivos de bancos británicos podrán ser condenados a penas de cárcel por decisiones claramente equivocadas que hayan provocado la quiebra de sus grupos, de acuerdo con disposiciones legales en vigor desde este lunes 7 de marzo.
La medida forma parte de una serie de un arsenal legislativo que se propone evitar tomas de decisiones como las que agravaron la situación de la City de Londres durante la crisis financiera mundial de 2008-2009.
En adelante, los dirigentes de un banco o de un establecimiento financiero serán pasibles de penas de hasta siete años de cárcel si se demuestra su responsabilidad en una “decisión que provocó la quiebra de una institución”, explicó la administración del Tesoro en un comunicado.
La misma sentencia podrá aplicárseles si se demuestra que eran “conscientes de que el riesgo conllevado por una decisión podía provocar la quiebra”.
“El gobierno sacó las lecciones del pasado”, aseguró el ministro de Finanzas, George Osborne, citado en el comunicado.
La nueva disposición resulta de la aprobación en diciembre de 2013 de una ley de reforma bancaria.