Para Bachelet, un inicio de mandato con turbulencias

Michelle Bachelet en el Palacio de La Moneda en Santiago. Foto:Claudio Reyes / AFP

Michelle Bachelet en el Palacio de La Moneda en Santiago. Foto:Claudio Reyes / AFP

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, pidió la renuncia a cuatro gobernadores que apenas llevaban una semana en su cargo, producto de los fuertes cuestionamientos a su probidad por parte de la ciudadanía, el propio oficialismo y la oposición.

De esta forma, y después de que la mandataria también dispuso la salida de cuatro subsecretarios y dos secretarios regionales ministeriales por los mismos motivos, ya suman diez los funcionarios de alto rango removidos, incluso antes del comienzo de su administración.

Los casos más sonados por estos días son el de la ex gobernadora de Chiloé Claudia Placencio, cuestionada por aparecer en las fichas de protección social como indigente, razón por la cual cobraba regularmente un bono del Estado, y el del gobernador de Ñuble, Cristián Fernández, acusado de irregularidades financieras tras su paso como alcalde por la localidad de San Fabián de Alico.

A ellos se suman los gobernadores de Santiago y de Antofagasta. El primero, investigado por mal uso de los recursos públicos como ex alcalde de Til-Til, y el segundo, por cobrar una pensión destinada a las víctimas de la dictadura sin haber sido preso político.

Antes de asumir y en los primeros días de gobierno, Bachelet debió lidiar con las renuncias de los subsecretarios de Educación y Fuerzas Armadas, ambos por la fuerte presión de los estudiantes y las asociaciones de derechos humanos, respectivamente.

También fueron removidos los de Agricultura y Bienes Nacionales. El primero fue querellado por estafa y el segundo, tras haber sido acusado de manosear a una mujer en el subte de Santiago.

Todas las miradas volvieron a posarse sobre quienes son sindicados como los principales responsables de este papelón: el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, y -especialmente- su subsecretario, Mahmud Aleuy.

"Esto es un triste espectáculo", reconoció ayer el senador oficialista Felipe Harboe, ante las evidentes presiones y el fuerte lobby de los partidos de la Nueva Mayoría por instalar a los suyos en los cargos.

En el Congreso de Valparaíso, las bancadas de los partidos de oposición exigieron la renuncia de quien haya designado los nombramientos fallidos.

"A estas alturas no se puede seguir hablando de desprolijidad. Aquí hay un patrón de conducta. Hay personas dentro del gobierno que están tomando malas decisiones", comentó a este medio el diputado de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) Felipe Ward.

Pero, pese a la defensa de los principales líderes de los partidos oficialistas, el "fuego amigo" no terminó ahí. Tras el nombramiento por parte de Bachelet de un nuevo gobernador para Chiloé -el democristiano Pedro Bahamondez-, el diputado socialista Fidel Espinoza hizo nuevas denuncias en su contra.

"El mismo señor que tantos años denunciamos por sus graves negligencias en el 'caso alerce' obtiene hoy el premio mayor de gobernador", se quejó Espinoza, al hacer referencia a una tala ilegal de árboles de la cual se acusó al nuevo gobernador hace algunos años.

Ayer, el vocero de gobierno, Álvaro Elizalde, descartó toda falta de prolijidad en el nombramiento de los funcionarios removidos. "Las decisiones se tomaron con la información que había en ese momento, no nos hacemos ninguna crítica", dijo.

Luego repitió una lectura ya entregada por Bachelet en los días previos: los estándares que aplica la ciudadanía para evaluar a los funcionarios públicos están siendo más exigentes que en el pasado..

Suplementos digitales