La mandataria chilena, Michelle Bachelet, afirmó este miércoles, 12 de marzo, que cumplirá todo lo prometido en su ambicioso programa de gobierno pese a que reconoció un escenario económico más adverso del que esperaban.
“Todo lo que nos hemos comprometido lo vamos a cumplir”, afirmó Bachelet, en su primera rueda de prensa en el palacio presidencial de La Moneda tras ser investida el martes.
“Nos hemos estado preparando desde las primarias (de abril pasado) para conocer muy bien lo que hay que hacer y saber cómo tenemos que hacerlo y también generar la fuerza política y social para que esas tareas se puedan llevar adelante”, agregó.
En su programa de gobierno, la mandataria socialista comprometió tres grandes transformaciones políticas, económicas y educacionales para atacar al que considera es el único adversario de Chile: su alta desigualdad social.
Con un crecimiento promedio de 5,4% en los últimos cuatro años, Chile es uno de los países más ricos y estables de la región. Su ingreso per cápita bordea los 20 000 dólares, pero tiene uno de los mayores índices de desigualdad social de la región.
Este año, no obstante, se prevé una desaceleración de la economía local producto, entre otros factores, de un menor crecimiento de la minería del cobre, del cual Chile es el principal productor mundial.
“Es una situación menos auspiciosa” que la que tuvo el gobierno anterior y “de lo que probablemente quisiéramos”, reconoció la mandataria.
“Vamos a tener que hacer un tremendo esfuerzo y (tener) mucha responsabilidad fiscal para cumplir con lo que hemos dicho”, agregó, reconociendo que es posible que se hagan “reasignaciones presupuestarias” para contar con los recursos necesarios.
También deslizó críticas a la anterior administración del derechista Sebastián Piñera, afirmando que cree que su gobierno gastó más dinero del que le habían pedido gastar de manera proporcional.
En educación, Bachelet propuso gratuidad a nivel universitario en seis años y acabar con el lucro en colegios privados que reciben subvención del Estado, donde estudian la mayoría de los escolares chilenos.
Para financiarla, Bachelet planteó una ambiciosa reforma tributaria que busca recaudar 8 200 millones de dólares (3% del PIB), mientras que en materia política propuso una nueva Constitución que acabe con la impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).