Dicen que llegó a limpiar su nombre y el de su padre, pero lo que le tocaría es limpiar las miles de tumbas de sus opositores.
Que llega afrancesado, dicen, porque volvió después de vivir 25 años como un jeque en París. Que ahora es estadista, dicen (por el sorprendente estado en que se encuentra). Y que es inofensivo porque viste trajes Saint Laurent y huele a Chanel.
Pero su regreso ha sido tan trágico para Haití como el terremoto de hace más de un año, que dejó más de 316 000 muertos.
Baby Doc intenta convencer al pueblo que su padre y sus brutales guardaespaldas fueron inocentes, pero es imposible olvidar que Papá Doc era un dictador intolerante: no toleraba que ni siquiera las moscas volaran sin su permiso alrededor de las decenas de cementerios clandestinos que sembró su larga dictadura.