Uno de cada cinco atentados suicidas de Boko Haram fueron cometidos por niños

Captura de un vídeo difundido por el grupo extremista islamista nigeriana Boko Haram Foto: AFP

Captura de un vídeo difundido por el grupo extremista islamista nigeriana Boko Haram Foto: AFP

Captura de un vídeo difundido por el grupo extremista islamista nigeriana Boko Haram Foto: AFP

El grupo yihadista Boko Haram utilizó a niños en uno de cada cinco atentados suicidas cometidos el pasado año en Nigeria, Camerún, Chad y Níger, un cifra diez veces superior a la registrada en 2014, revela un informe publicado hoy (12 de abril) por Unicef.

Según el estudio, el pasado año hubo 44 atentados suicidas con menores, el 75 % de los cuales eran niñas.

"Que quede claro: estos niños son las víctimas, no los autores", subraya un comunicado de Unicef para África Occidental y Central.

En muchas ocasiones, según relataron a Efe fuentes policiales, los menores son engañados para entregar un paquete a cambio de una pequeña cantidad de dinero o de comida, paquete que posteriormente es detonado a distancia por un miembro del grupo terrorista.

En otras, los niños son drogados y dejados en un lugar público cargados de explosivos, añadieron las fuentes.

Los ataques suicidas se han quintuplicado entre 2014 y 2015 en los citados países, y algunas comunidades comienzan a observar a los niños como una potencial amenaza.

El director regional de Unicef en África Occidental, Manuel Fontaine, explicó en teleconferencia desde Dakar las razones que pueden estar detrás del uso de menores como suicidas.

"Por un lado, nadie se espera que un niño o una niña sea un peligro, por lo que atacar es más fácil y al mismo tiempo crea una situación de desespero, de desasosiego entre la gente", indicó.
"Por otra lado, parece que Boko Haram no considera a los niños indispensables y prefiere enviarlos a morir y no desperdiciar a uno de sus combatientes", agregó Fontaine.

El uso de menores ha generado una atmósfera de sospecha con consecuencias "devastadoras", porque miles de ellos ya sufren el estigma de haber vivido en cautividad o de ser hijos de la violencia sexual, algo que les lleva a ser repudiados por sus propias familias.

"Cuando algunos consiguen escapar o ser liberados tienen una carga psicológica enorme. Y muchas de las niñas y adolescentes están embarazadas tras ser violadas por sus captores. Nosotros intentamos asegurarnos que reciben la ayuda necesaria", explicó Fontaine.

El conflicto generado por Boko Haram ha provocado el desplazamiento de 1,3 millones de niños y el cierre de 1 800 escuelas, según Unicef.

Solo en 2015, el grupo yihadista mató a más de 3 000 personas en a pesar de su pérdida de territorio y de la creciente presión militar de los países de la región del lago Chad.

Según las autoridades nigerianas, en los cinco últimos años el grupo terrorista ha asesinado a unas 12 000 personas.

Boko Haram, que significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.

Desde que la Policía acabó en 2009 con el entonces líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que se ha intensificado en los últimos meses.

Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales. 

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