En un país donde el efectivo manda, ir al banco puede ser una hazaña llena de riesgos. Con el fin de evadir impuestos y ante los bajos niveles de uso de cuentas bancarias, muchos argentinos prefieren tener efectivo en lugar de cheques o tarjetas de débito. Esto ha creado un terreno fértil para que bandas de delincuentes actúen contra clientes que salen del banco con los fajos de dinero. El aumento de este tipo de delito ha alimentando las demandas para que se adopten medidas para combatirlo. Legisladores dicen que los bancos deberían ser obligados a proteger las ventanillas con pantallas, así como instrumentar un seguro contra las llamadas “salideras bancarias”. El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, quiere prohibir la circulación de motos con pasajeros en el centro financiero de la ciudad, para prevenir ese tipo de robos. Los ladrones frecuentemente están armados y los tiroteos son comunes, pero aun así mucha gente prefiere correr el riesgo y retira grandes cantidades de dinero en efectivo del banco. Pequeños negocios y organizaciones caritativas son particularmente vulnerables a este tipo de robos porque pagan a los proveedores con efectivo. Lucía Giménez, tesorera de un albergue para mujeres, insiste en pagar a los proveedores dentro del banco, desde que ladrones rompieron la ventana de su auto y le robaron 14 000 pesos (3 500 dólares) que había retirado para cubrir en abril las cuentas alimenticias del refugio. “No podía llorar, tenía tanta bronca”, dice Giménez, quien salió ilesa del robo en la ciudad norteña de Resistencia. “Me sentí muy mal (…) en este tipo de instituciones uno pone mucho tiempo y esfuerzo y me pareció que me habían pagado tan mal con este hecho, me sentí abandonada”, agrega. Robos similares son comunes en otras ciudades de América Latina, pero el incremento del delito está hoy en los titulares de los diarios de la tercera mayor economía de la región. “Más que conciencia, lo que hay es temor (…) la gente tiene mucho miedo, pero tampoco tiene muchas alternativas porque ¿qué puede hacer con la situación si tiene la necesidad de operar con el banco?”, dice Gerardo Milman, un legislador que está presionando por una mayor seguridad bancaria. “Yo creo que tiene mucho que ver con la desbancarización de Argentina”, sostiene y aclara que el uso de bancos es mucho más bajo que en el vecino Brasil y otros países de la región. Los argentinos siguen preocupados por fuertes devaluaciones y el congelamiento de cuentas bancarias, menos de una década después de la mayor crisis económica que vivió el país, por lo que muchos prefieren guardar sus ahorros debajo del colchón.