Argentina celebra el Bicentenario

Fernández compró artesanías. La Presidenta permaneció más de 15 minutos en el estand ecuatoriano.

Fernández compró artesanías. La Presidenta permaneció más de 15 minutos en el estand ecuatoriano.

Eran multitudes. Incontables. Cientos de miles de personas se tomaron las calles de Buenos Aires con sus banderas y sus escarapelas celestes y blancas. Se saludaban con “un feliz día de la patria”.

Comían locro, un tipo de sopa de maíz, tripa, cuero de chancho, chorizo, plato típico cuando se recuerda aquel 25 de mayo de 1810, el primer Gobierno patrio.Días de fiesta fueron, pero también de memoria. Aparecieron los nombres de Manuel Belgrano, Mariano Moreno, “la legión infernal”, un grupo de 600 hombres armados, entre ellos Domingo French y Antonio Beruti, a quienes la leyenda dice que fueron los primeros en repartir las escarapelas, pero en realidad fueron cuchillos y fusiles.

Algo parecido ocurría en las demás ciudades del interior, pero fue la capital el epicentro de los festejos. Más de un millón de personas por día llegaron hasta el Paseo del Bicentenario en la avenida 9 de Julio, para escuchar los conciertos y visitar los estands de las provincias, y la de los países latinoamericanos.

Allí estuvo la representación ecuatoriana, una de las más vistosas, con las orquídeas de Ecuagénero que delataban la biodiversidad. La misma presidenta Cristina Fernández no pudo distraerse de su belleza y se quedó más de 15 minutos, preguntando de qué se trataba cada cosa exhibida. Y se llevó un sombrero de paja toquilla, un collar de tagua y una planta de orquídeas.

De inmediato fue a inaugurar los festejos: cinco días con sus noches y, ayer, con la presencia de Hugo Chávez (Venezuela), Lula da Silva (Brasil), José Mujica (Uruguay), Sebastián Piñera (Chile), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay) y Rafael Correa (Ecuador), quien se ganó el corazón de los argentinos deseándoles “mucha suerte en el Mundial (de fútbol)”.

Se pudo ver de todo: desde un desfile militar, algo que no sucedía desde que volvió la democracia (1983) hasta el de las colectividades que viven en el país. Largas noches de música en honor al rock, al tango, al folclor, al cine argentino, la música latinoamericana... A las 00:00 del 25 de mayo, hubo un silencio. Se suspendieron las transmisiones de radio y TV. La orquesta dio su primer acorde. El himno nacional fue coreado por un millón de personas.

Un punto aparte fue la reapertura del Teatro Colón, uno de los tres mejores recintos del mundo para la lírica. Una proyección de la historia del teatro sobre la fachada impresionaba. Fueron 30 minutos de escuchar y ver a las grandes figuras que pasaron por el escenario, como Richard Strauss, Igor Stravinsky, María Callas, Enrico Caruso...

Los fragmentos de La Boheme y El Lago de los Cisnes, sin embargo, fueron empañados por el mal ambiente político que se vive en el país: las sillas destinadas a la presidenta y su comitiva estuvieron vacías. De cualquier modo, los argentinos vivieron con orgullo su día. Este Bicentenario ha servido para que los argentinos se miren en el espejo.

Según datos de la Universidad 3 de Febrero, el 82% de los argentinos está orgulloso de serlo, mientras que el 75,7% se considera nacionalista. El 24,9% sostiene que el país no está ni mejor ni peor que en el Centenario, mientras que el 23,5% cree que está mucho mejor. El 65,9% cree que el país estará mejor en el futuro.

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