Eta e Iota han significado para los pueblos centroamericanos, principalmente Honduras, Nicaragua y Guatemala, decenas de miles de muertos, pérdidas económicas y materiales que se han contado por miles de millones de dólares. Foto: EFE
Tres hermanos, dos de ellos menores, fallecieron en Nicaragua como producto de un derrumbe ocurrido por las intensas lluvias del huracán Iota, cuyas víctimas mortales ya suman 21, informó este jueves 19 de noviembre del 2020 el Gobierno local.
El alud ocurrió ayer 18 de noviembre en el cerro El Puyú, en el municipio de Mulukukú, en la región Autónoma Caribe Norte (RACN), zona que Iota atravesó de este a oeste, tras impactar como un potente huracán de categoría 4 Saffir-Simpson, de un máximo de 5, el mismo corredor que había atravesado 13 días antes el huracán Eta, similar en potencia, detalló la vicepresidenta Rosario Murillo.
Las víctimas fueron identificadas como Pedro, de 22 años, Adonis, de 15, y Sayda, de 9, todos de apellidos Blandón Reyes.
Murillo, quien la mentó lo ocurrido, reveló que el Gobierno de su esposo, el presidente Daniel Ortega, sabía de lo ocurrido desde ayer miércoles, pero no informaron porque estaban “buscando a sobrevivientes”.
“Ya con estos hermanos serían 21, los que hemos perdido”, dijo la primera dama.
Este es el segundo derrumbe que ha cobrado múltiples vidas en Nicaragua a causa del huracán Iota.
En la víspera Murillo había anunciado la muerte de 9 personas en un deslizamiento de tierra ocurrido un día antes en la Reserva Natural Macizo de Peñas Blancas, ubicadas en la zona norte de Nicaragua, y que dejó seis sobrevivientes, según los datos oficiales.
Las autoridades del Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) han advertido que deslizamientos de tierra e inundaciones podrían ocurrir, debido a que los suelos están saturados de agua, debido a las lluvias acarreadas por los dos ciclones que recién impactaron Nicaragua.
Tanto Eta como Iota dejaron un rastro de destrucción pocas veces observados en Nicaragua, donde algunos han revivido los recuerdo de huracanes como el Félix, en 2007, y el Mitch en 1998, este último causante del “deslave del Casitas”, un gigantesco deslizamiento de tierra que dejó más de 2 000 muertos en el noroeste del país.