Alemania aprobó este jueves 7 de julio del 2016 una ley sin precedentes en el país para enmarcar la integración de los refugiados, sus derechos y sus deberes, tras la llegada de un número récord de demandantes de asilo al país el pasado año.
El texto, adoptado por la cámara baja de los diputados y que debe ser validado definitivamente el viernes por la cámara alta del parlamento alemán, supone una primicia en un país al que le cuesta definirse como tierra de acogida.
Las grandes líneas de la ley ya eran conocidas desde finales de abril: entre otras medidas, a partir de ahora las autoridades atribuirán un lugar de residencia a los demandantes de asilo reconocidos para repartirlos mejor por el territorio y evitar los guetos. En caso de infracción, hay previstas penalizaciones y sanciones.
Alemania no otorgará un permiso de residencia permanente a los refugiados que no hagan suficientes esfuerzos por integrarse, especialmente a través del aprendizaje del alemán.
“La adquisición de la lengua también es necesaria para una estancia provisional” en Alemania, advierte el documento.
La ley incluye un apartado dedicado al empleo de los refugiados, con el objetivo de facilitar la contratación. Hasta ahora, los demandantes de asilo solo podían acceder a un puesto de trabajo si no existía un candidato alemán o ciudadano comunitario que optara al mismo. Esta restricción quedará suspendida durante tres años.
Los refugiados que sigan una formación obtendrán un permiso de residencia por el tiempo que dure el periodo de aprendizaje. “Aquel que interrumpa su formación perderá el permiso de residencia y, por tanto, el derecho a permanecer en Alemania”, advirtió recientemente la canciller Angela Merkel.
El texto sobre la integración tira por tierra la tradición política de un país donde los conservadores se han negado durante años a aceptar la idea de que Alemania es un lugar receptor de inmigración, incluso después de que cientos de miles de turcos se instalaran en los años cincuenta, tras llegar como “trabajadores invitados”.
Irónicamente, es una conservadora la que ha abierto la vía a un cambio de concepción, con su política de acogida de refugiados en 2015.
Pero la llegada masiva de demandantes de asilo está alimentando los temores de la opinión pública, de lo cual se aprovecha la derecha populista.
Según una investigación de la universidad de Bielefeld publicada el jueves, la población alemana ve de forma menos positiva que en el pasado la llegada de refugiados. Una mayoría (el 55%) piensa que los demandantes de asilo deberían regresar a sus países de origen cuando la situación mejore y el 36% considera la llegada masiva de refugiados una “amenaza” para el futuro de Alemania.