Parecía una situación divertida, pero no lo era viendo quién cometía la infracción. Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fue multado ayer por subirse sin casco como acompañante en una moto. La escena pudiera ser jocosa. Él mismo quiso darle una tonada de travesura. Pero su gobierno en Buenos Aires, que tiene carácter autónomo en un país de estructura federal, ha tenido como política de seguridad enfrentar a lo que se denomina “motochorro” (los que roban montados en una moto). Una iniciativa de su bloque político, el PRO (Propuesta Republicana) en la Legislatura de la Ciudad, es la de prohibir que dos personas vayan montadas en uno de esos vehículos para garantizar la seguridad de los porteños. Macri, entonces, había viajado con el enemigo. Y tanta es la obsesión por la seguridad que hasta el mismo Macri no pudo evitar esa palabra. “Me bajé (del auto oficial) y paré a un motochorro”, dijo, aunque inmediatamente se dio cuenta del desacierto verbal y lo corrigió por motoquero. “No llegaba a tiempo por las demoras en el tránsito”, explicó Macri. “¿En serio me decís?”, le preguntó el asombrado motociclista. Y Macri se subió. Más curioso fue cuando los periodistas vieron cómo se bajaba de la moto uno de los presidenciables del 2011. Debía presentarse ante la Cámara Federal para explicar la recusación que hizo a un juez, quien lo procesó por formar parte de una asociación ilícita dedicada a escuchas telefónicas ilegales.