La policía surcoreana elevó las alertas por terrorismo a su nivel máximo, a dos días del inicio de la cumbre del Grupo de los 20 (G-20). La cita reunirá en Seúl a naciones desarrolladas y algunas en desarrollo.
En ella debatirán sobre la llamada “guerra de monedas”, con la cual las potencias buscan la competitividad que permita superar su crisis económica.
La Agencia Policial dijo que la alarma se elevó a grave, el nivel más alto de una escala de cuatro, por primera vez desde el 2001, luego del ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono, en EE.UU.
La Policía agregó que Corea del Sur aplica el mayor operativo de seguridad organizado por el país, con casi 50 000 efectivos, entre policías y soldados. El objetivo es controlar el Centro de Convenciones y Exposiciones (COEX), donde se reunirán los gobernantes de las principales economías avanzadas y algunas emergentes.
Una nueva medida especial, en vigor desde noviembre -y bautizada “ley G20″- otorga a la Policía más potestades para enfrentar las protestas callejeras, aceptando incluso el uso de soldados. Según estas medidas, se prohiben las concentraciones desde ayer hasta el 12 de noviembre a menos de dos kilómetros de distancia de la sede de la cumbre, que sesionará el jueves y viernes.
La crisis fue dura y el mensaje de las 20 principales economías del mundo (G20) muy claro: todo mercado, todo negocio, todo responsable de un fondo, un banco o un fondo de capital de riesgo sería supervisado en el futuro.
Pero, una vez superado lo peor, el afán reformador se adormece. Han vuelto los egoísmos nacionales, como el encarnado en la llamada guerra de divisas y los lobbies hacen su trabajo para quitar de la agenda política los negocios del gran capital.
La cumbre de Seúl seguramente confirmará estas tendencias. Con respecto al más estricto control financiero, aún hay cosas por hacer. Quien ha llegado más lejos en transformar en ley el proyecto es Estados Unidos, pese al intenso lobby en contra de Wall Street.
Se están haciendo cosas en la Unión Europea con regulaciones más estrictas para los fondos de riesgo y el comercio con derivados. Pero, otros importantes países del G-20 como Canadá y Brasil no han avanzado porque sus bancos no tuvieron grandes dificultades durante la crisis. También es tímido Reino Unido, ante el temor de que Londres, como gran plaza financiera, pierda negocios que se marchen a otra par