La publicación de más de 90 000 informes militares estadounidenses filtrados al sitio de internet Wikileaks revela aspectos no antes conocidos de la guerra en Afganistán.
La información proviene mayoritariamente de anotaciones hechas por soldados y oficiales de inteligencia desde la línea de combate, una especie de bitácora de batalla que revela detalles de los operativos realizados por las fuerzas internacionales lideradas por EE.UU. (ISAF).
Los informes incluyen acciones letales en las que estuvo involucrado el ejército estadounidense, describen misiones encubiertas de ‘asesinato o captura’ de líderes insurgentes, así como también las muertes de civiles de las que nunca se informó públicamente.
El corresponsal de la BBC para temas internacionales, David Loyn, describe los documentos como inteligencia militar “franca y al desnudo” del día a día en Afganistán. En una rueda de prensa en el centro de Londres, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, afirmó que no dudaba de la legitimidad de los documentos.
El físico y matemático australiano que abandonó su profesión para fundar el sitio de Internet de documentación filtrada y análisis no censurado, aseguró que el material publicado no incluye documentos de máxima seguridad ni informes de la CIA o de otras fuerzas especiales con operaciones en Afganistán.
Los documentos aparecieron en el diario estadounidense ‘New York Times’, el británico ‘The Guardian’ y el semanario alemán ‘Der Spiegel’, que analizaron por su cuenta la gran cantidad de información contenida en las actas. Según las actas, el Ejército estadounidense “minimizó” las cifras de víctimas civiles o las computó como rebeldes. ‘The Guardian’ aseguró que en los documentos se mencionan 144 incidentes con 195 civiles muertos de los que no se informó. ‘Der Spiegel’ destacó también que la unidad secreta estadounidense Task Force 373 llevaba a cabo asesinatos selectivos de líderes talibanes.
Otros de los aspectos más controvertidos de las actas es el supuesto apoyo del servicio de Inteligencia paquistaní (ISI) a talibanes en Afganistán. Pakistán, importante aliado de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, rechazó como “insustancial” esa información.
Afganistán consideró que las revelaciones respaldan la postura adoptada por Kabul en los últimos años. “La reacción inmediata del presidente (Hamid Karzai) fue que la mayor parte de esto no es nuevo, la mayor parte se discutió en el pasado y la mayor parte es lo que siempre planteamos a nuestros socios internacionales”, dijo el portavoz Wahid Omer.
Kabul viene insistiendo en denunciar el apoyo de otros gobiernos a la insurgencia y en criticar el alto número de bajas civiles que dejó la guerra, muchas veces por parte de las fuerzas aliadas.
Ayer mismo, la oficina presidencial reveló que 52 civiles murieron el viernes cuando un misil de la OTAN impactó en una vivienda en la que se habían refugiado, en la convulsa provincia sureña de Helmand.
Más de 2 400 civiles perdieron la vida el año pasado en el conflicto de Afganistán, según cifras de Naciones Unidas.
Entre enero y junio de este año, la cifra de bajas civiles alcanza ya las 1074, según un estudio de organismos de derechos humanos de Afganistán.
WikiLeaks, una fuente adicional de preocupación para gobiernos
El WikiLeaks es un sitio web que promete ser una fuente adicional de preocupación para gobiernos, corporaciones o todo aquel que tenga interés en mantener algunas cosas ocultas.
El control del flujo informativo siempre ha sido un objetivo complicado, laborioso, costoso y, sobre todo, no siempre exitoso, pero el desarrollo de la web lo está haciendo cada vez más difícil.
Cuando WikiLeaks apareció en Internet en el 2007, muchos lo consideraron el heraldo del nuevo periodismo investigativo, mientras que otros lo vieron como un experimento riesgoso.
Otra política de Wikilieaks es no revelar la identidad de sus fuentes, es por eso que el sitio está basado en Suecia, donde es ilegal hacerlo.
El sitio asegura tener otros 15 000 documentos más, cuya publicación ha sido aplazada a pedido de la fuente.
Lo que ya ha sido publicado, sin embargo, es descrito como una “bomba” por el periodista del diario The Guardian, David Leigh, “una de las más grandes revelaciones en la historia militar que deja al descubierto el desorden y caos de esta guerra”. Cuando la BBC le preguntó a Julian Assange ¿qué espera lograr con la publicación de estos documentos?, respondió: “La verdad es un gran catalizador para el cambio”.
EE.UU. condena la publicación
Estados Unidos criticó duramente la publicación de las actas secretas y advirtió que “puede poner en peligro la vida de estadounidenses” y de sus socios, así como “amenazar la seguridad nacional” del país. La Casa Blanca la calificó de “irresponsable” y lanzó una investigación al respecto.
Reino Unido, por el contrario, restó importancia a lo ocurrido. “Desde luego, no vamos a perder nuestro tiempo prestando atención a filtraciones (…). Lo que sí haremos es seguir adelante con la estrategia internacional ya acordada”, aseguró el ministro de Exteriores William Hague.
El redactor jefe del semanario alemán Der Spiegel, Georg Mascolo, defendió también la publicación en una entrevista con la agencia DPA y rechazó que se ponga en peligro la vida de los soldados. En igual sentido se manifestó el fundador de Wikileaks Julian Assange: “Todo el material tiene más de siete meses, por lo que no tiene consecuencias para operaciones militares actuales” .