Unos cientos de partidarios de la nueva Ley de Arizona que persigue a los inmigrantes ilegales, se reunieron ayer en el centro de Phoenix, mientras hierven las tensiones provocadas por la medida.
Entre 200 a 300 activistas de varios estados del país, algunos con pancartas que decían “No a la amnistía” y “Aseguren nuestras fronteras ahora”, se reunieron afuera del capitolio estatal para respaldar la polémica Ley.
“Estamos aquí para respaldar totalmente a Arizona, apoyar a los ciudadanos de Arizona y a los ciudadanos de Estados Unidos que se beneficiarían de leyes similares en todo el país”, dijo Katrina Pierson, de 34 años, una activista conservadora del Tea Party que viajó desde Texas para asistir al evento.
La legislatura de Arizona, controlada por los republicanos, aprobó la medida para intentar expulsar a cerca de medio millón de inmigrantes ilegales del estado y detener el tráfico de personas y drogas a través de la frontera con México.
La medida atrajo un amplio respaldo en Arizona y en todo Estados Unidos, pero a ella se oponen el presidente Barack Obama y grupos de derechos humanos. Una jueza federal bloqueó los elementos más controvertidos de la Ley horas antes de que entrara en vigor.
El sábado, Obama advirtió a los líderes que no utilicen el tema de la inmigración ilegal como una manera de ganar poder.