Imagen referencial. Las severas medidas tomadas por China para frenar el coronavirus causaron un hambre generalizada en la región de mayoría musulmana de Sinkiang. Foto: EFE
Las severas medidas tomadas por China para frenar el coronavirus causaron un hambre generalizada en la región de mayoría musulmana de Sinkiang, denunciaron este miércoles 26 de febrero del 2020 activistas por la defensa de los derechos humanos.
The Uighur Human Rights Project, un grupo de defensa con sede en Washington, también expresó su preocupación de que el COVID-19 podría extenderse en campamentos condenados internacionalmente donde más de un millón de uigures y otros musulmanes turcos están encarcelados.
El grupo dijo que China impuso a fines de enero una cuarentena con poca anticipación en zonas de la región autónoma de Sinkiang, después de que se detectasen al menos dos casos de COVID-19 en la capital, Urumqi.
En base a videos, fotografías y conversaciones de los residentes con miembros de la diáspora uigur, el grupo dijo que “muchas” personas se quedaron sin alimentos, medicinas u otros suministros clave, ya que se les ordenó quedarse dentro de sus hogares.
Radio Free Asia informó anteriormente de que las autoridades erigieron cercas de metal de casi dos metros de alto en la ciudad de Artux para evitar que los residentes salgan de sus vecindarios.
China impuesto cuarentenas en numerosas partes del país para contener el nuevo coronavirus, que se originó en la ciudad de Wuhan y que desde entonces mató a más de 2 700 personas en todo el mundo, la gran mayoría en el país.
Pekín recibió críticas internacionales por su trato a los uigures. Activistas y testigos aseguran que el gobierno chino trata de integrar por la fuerza a la etnia mayoritariamente musulmana y despojarles de su herencia islámica.
China asegura que los campamentos son educativos, y afirma que ofrece capacitación a las minorías y desalenta el extremismo islámico.