El obispo de Osorno, Juan Barros (c), participa en una misa al aire libre celebrada por el Papa Francisco en el aeropuerto Maquehue de Temuco, al sur de Santiago de Chile, el miércoles 17 de enero de 2018. Foto: AFP
Juan Barros, el obispo chileno que presuntamente había encubierto abusos sexuales a menores en la Iglesia, pidió a su llegada a Iquique, donde el Papa oficiará jueves 18 de enero del 2018 su última misa en Chile, que lo “dejen de molestar con el asunto”.
Barros ya había presenciado las dos misas anteriores del Sumo Pontífice en suelo chileno: en Santiago el 16 de enero y en Temuco, un día después.
A su llegada a Iquique, para asistir a la tercera misa multitudinaria que celebrará el papa Francisco en su gira pastoral, manifestó: “Participar de esto es lo más grande y eso es lo que prima”. Y consultado por los periodistas respecto a la acusación que pesa sobre él, enfatizó: “Dejen de molestar”.
‘El obispo Juan Barros, el nubarrón en la visita del Papa a Chile’
Barros, quien se ha convertido en el foco de atención durante la gira del papa Francisco a Chile, es cuestionado en su país por supuestamente haber encubierto al sacerdote Fernando Karadima, responsable de abusos sexuales.
El sacerdote Fernando Karadima, conocido como formador de obispos en Chile y a quien el Vaticano acusó por pederastia y condenó en 2011 a “ retirarse a una vida de oración y penitencia ” . Un sonado caso que golpeó a la Iglesia católica chilena.
‘Presencia polémica’
La figura de Barros, de 61 años, ha provocado gran polémica durante la visita de Francisco, pues participó como cocelebrante en dos multitudinarias misas del papa en Santiago y Temuco, y en una reunión con el alto clero chileno.
Pese a que el Papa declaró el martes (16 de enero del 2018) durante un acto con la presidenta Michelle Bachelet su “dolor y vergüenza” por los casos de abusos sexuales contra menores, que desde el año 2000 involucran a unos 80 sacerdotes en Chile, la visibilidad de Barros durante la visita desató furibundas protestas de víctimas de curas pederastas.
Barros “es un mentiroso, un delincuente, que tiene amnesia tras encubrir a Karadima. Es un encubridor de abusos y debiera estar en la cárcel o por lo menos destituido”, afirmó a medios locales Juan Carlos Cruz, víctima de Karadima.
‘El nombramiento’
Los dolores de cabeza para Francisco comenzaron cuando en 2015 nombró a Barros obispo de la ciudad de Osorno (930 km al sur de Santiago) . La decisión provocó el repudio de parte de los feligreses que conocían las acusaciones contra el prelado.
Grupos laicos realizaron masivas protestas e irrumpieron en varias ceremonias religiosas que Barros oficiaba, demandando su renuncia. Las protestas llegaron al Vaticano, donde voces disidentes buscaron presionar al papa para que anulara el nombramiento. En el Congreso chileno, 51 diputados pidieron revertir la designación.
El Papa lanzó una polémica defensa de Barros, afirmando entonces en un video grabado por feligreses en el Vaticano que no había pruebas que evidenciaran las acusaciones. Llamó “tontos” a los detractores de Barros y aseguró que la polémica fue instalada por “zurdos”, refiriéndose a la izquierda.
Sin embargo, en una carta enviada a la Iglesia chilena ese mismo año y revelada antes de su llegada a Chile, manifestó su intención de proponerle a Barros que renunciara o se tomase un año sabático, lo que no se produjo por supuestas presiones de la Nunciatura en Santiago.
‘Círculo de hierro’
El obispo Barros ha admitido reiteradamente su gratitud con Karadima por haber sido su guía espiritual por 35 años, pero solo eso.
Barros, siendo aún adolescente, conoció a Karadima cuando éste era sacerdote de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en el exclusivo barrio de Providencia. Se ordenó en 1983, manteniendo una estrecha relación con Karadima y participando de su “círculo de hierro”.
A él pertenecían sacerdotes formados por Karadima que hoy ocupan altos cargos en la iglesia chilena.
Víctimas del influyente sacerdote acusaron a Barros de haber presenciado los reiterados abusos que sufrieron a manos de Karadima, e incluso afirmaron haber visto caricias entre ambos religiosos.
“Juan Barros estaba ahí y Juan también se besaba con Karadima y lo veíamos varios”, aseguró Juan Carlos Cruz.
Barros también fue obispo de la ciudad de Iquique (norte) entre 2000 y 2004, y obispo castrense entre 2004-2015, antes de ser nombrado en Osorno.