Tras un emocionante ascenso, Florencio Ávalos, de 31 años, se convirtió anoche en el primero de los 33 mineros, en ser rescatado desde 622 metros de profundidad, en la mina San José, en Copiapó. Un abrazo con su hijo Byron, de 7 años, y con su esposa, Mónica, marcó la llegada.
Luego de un efusivo saludo con el presidente de la República, Sebastián Piñera, fue conducido a una camilla para la revisión médica. En buenas condiciones físicas, fue recibido con emoción y aplausos en medio de lágrimas y sonrisas de autoridades, familiares, técnicos y periodistas.
El campamento Esperanza estalló de alegría. Hubo momentos de tensión mientras socorristas y funcionarios esperaban ver salir la cápsula con ese primer minero. El emotivo y eterno abrazo de Florencio con su hijo fue seguido por los familiares de los otros mineros, agrupados en torno al fuego en las afueras de la mina San José. Muchos de ellos no pudieron contener el llanto.
Ellos seguían por televisión las imágenes del minero saliendo de la cápsula e imaginaban que así será en pocas horas con sus propios hijos o parejas, que esperan todavía abajo.
Ávalos cumplía funciones de capataz y es el segundo en jerarquía entre los 33 trabajadores. Fénix tardó 17 minutos en bajar y un tiempo similar en subir desde el fondo de la mina San José.
El de Ávalos fue el primer rostro que vieron los televidentes de todo el mundo tras establecer contacto el 22 de agosto. Luego se convirtió en camarógrafo desde que tomó la cámara e instó a sus compañeros a enviar por ese medio saludos a sus familias.
Más de un millar de personas que vieron la llegada por pantalla gigante en la Plaza de Armas de Copiapó estallaron en aplausos y vivas. Mientras tanto, un millar de copiapinos se apostó en las afueras del hospital donde iba a ser trasladado el primer minero rescatado vivo.
En varias ciudades chilenas las compañías de bomberos hicieron sonar sus sirenas tras el viaje de 15 minutos y 40 segundos que tomó la Fénix II en viajar desde el fondo de la tierra a la superficie. El total éxito de traer a Ávalos a la superficie desató aplausos y euforia de rescatistas, familiares e incluso periodistas en las cercanías de la mina San José y de millones de chilenos.
Abajo, los mineros acariciaron la cápsula antes que iniciara el viaje de ascenso a la superficie y despidieron a su compañero con gritos “ceachei” mientras en la superficie los parientes no cabían en sí de emoción. En la superficie, los familiares de Ávalos debieron huir del acoso de la prensa y de las cámaras que intentaban captar sus reacciones.
El cardenal Francisco Javier Errázuriz dijo sentir una alegría inmensa, añadiendo que los mineros rescatados comienzan una vida nueva. Va a ser una explosión de alegría , dijo el religioso.
El rescate demoró dos horas más de lo previsto. Esto ocurrió porque la cápsula Fénix II sufrió una abolladura en la puerta, cuando realizó su primer descenso. Esto obligó a ajustarla con golpes de martillo.
Jorge Sougarret, un experto entrevistado por la televisión chilena, señaló que la falla se debió a un problema en las ruedas ajustables de la cápsula, en la transición entre el conducto que está revestida (hasta 56 metros) y la que no lo está, lo que generó que la cápsula golpeara contra la pared y se produjera la abolladura.
Cuando todo estuvo listo, el primer socorrista en descender a la mina, Manuel González, bajó. Vamos, vamos chilenos, vocearon sus compañeros, ante la mirada del presidente Sebastián Piñera. “Los chilenos van con usted. Que Dios lo acompañe. Buena suerte y tráiganos a los mineros de regreso”, le dijo Piñera.
González se ha desempeñado como brigadista de rescate durante 12 años y su especialidad es la fortificación minera y el avance vertical. Durante su descenso, el socorrista minero debió verificar visualmente el ducto y avisar sobre irregularidades.
Tras la llegada de Florencio Ávalos a la superficie, un segundo socorrista bajó al fondo de la mina. El rescatista Roberto Ríos, perteneciente a la Marina chilena, realizó un segundo descenso, tras el primero que completó su compañero Manuel González.
Una hora después ascendió Mario Sepúlveda , de 40 años. De igual forma, abrazos, lágrimas y gritos de felicidad lo recibieron. El tercero en la lista era Juan Yánez, 52 años. El salvataje continúa hoy.
Por la hora chilena, se dio una coincidencia. El rescate de Ávalos se registra el 13 de octubre del 2010. El mismo día, 38 años antes, cayó en los Andes, el avión que transportaba al equipo uruguayo de rugby.