La campaña electoral presidencial brasileña, en su segunda vuelta, sube de tono. Los candidatos finalistas, sus equipos e, incluso, partidarios realizan declaraciones en contra de la oficialista Dilma Rousseff o del opositor José Serra.Temas como el aborto, religión, impuestos, privatizaciones van tomando más fuerza en los recorridos de campaña, en los debates y en las entrevistas ante los medios de comunicación.
Ayer, Dilma Rousseff aseguró que su rival, José Serra, respaldó las privatizaciones y comparó las gestiones del actual mandatario Luiz Lula da Silva con las de su predecesor, Fernando Henrique Cardoso. “Nuestro camino ha sido valorizar las empresas de los brasileños”. Como ejemplo puso la capitalización de Petrobras.
Garantizó que si es electa las empresas estatales no serán privatizadas ni quedarán en manos de pocos: beneficiarán al pueblo.
El socialdemócrata José Serra reiteró que si es electo va a reforzar a Petrobras y al Banco do Brasil. De plano, rechazó las acusaciones que realizaron dirigentes del Partido de los Trabajadores.
Sin embargo, la posición del candidato fue refutada por su correligionario Cardoso. “Serra fue uno de los que más luchó a favor de las privatizaciones de (la minera) Vale do Río Doce”, afirmó Cardoso, que gobernó entre 1995 y 2002, período en el que Serra fue ministro de Planificación.
El aborto es otro tema polémico. El domingo pasado, Dilma Rousseff rebatió a la esposa de su adversario José Serra, la psicopedagoga chilena Mónica Serra. “Fui acusada, y eso está grabado, de que yo me comía niñitos… no esperaba escuchar algo así”.
La revista Carta Capital de este fin de semana publicó que Mónica Serra dijo a un grupo de evangélicos de Río de Janeiro que Dilma Rousseff respalda “matar niñitos”, debido a que sería defensora del aborto. Ella ha participado en varios eventos proselitistas en los que criticó la despenalización del aborto. Según expertos, estas declaraciones afectaron a la imagen del candidato opositor.
Obispos católicos y pastores evangélicos recomendaron a sus fieles no votar por Rousseff, por respaldar la despenalización del aborto. Hace dos años, Rousseff declaró a una revista que defiende la despenalización parcial del aborto, pero en las últimas semanas se declaró defensora de la “vida, la familia y contra el aborto”.
Está previsto que la postulante se reúna esta semana con representantes de iglesias evangélicas.
El cura católico brasileño José Augusto dijo, durante una publicidad televisiva de la oposición, que luchará contra el aborto aunque se arriesgue a ser asesinado por personas ligadas al Partido de los Trabajadores (PT), oficialista.
“En este segundo turno (electoral) voy a hablar con claridad, el PT puede ganar, me pueden matar, pueden hacerme lo que quiera, pero yo no puedo callarme delante del partido que defiende el aborto”, dijo el sacerdote.
La prédica del religioso fue transmitida en el programa electoral de Weslian Roriz, candidata a la gobernación de Brasilia, respaldada por el Partido de la Socialdemocracia. Serra reforzó el acuerdo con Roriz durante un encuentro que ambos mantuvieron la semana pasada.
José Dutra, titular del Partido de los Trabajadores, calificó como “medieval” a la campaña del postulante José Serra. “Es inadmisible que en el Brasil del siglo XXI la elección presidencial esté pautada por temas que deberían haber sido tratados en la Edad Media”.
Nuevamente, el 31 de este mes, los brasileños se acercarán a las urnas para elegir al sucesor de Lula da Silva. En la primera vuelta, el 3 de octubre, Rousseff obtuvo 46,28% y Serra, 32,88% de votos.