Los sindicatos franceses ganaron una arriesgada apuesta con el Gobierno, tras una movilización récord, en una nueva jornada contra la reforma a las jubilaciones.
El gobierno de Nicolás Sarkozy advirtió que no dará el brazo a torcer. Los sindicatos reivindicaron la presencia de 3,5 millones de personas en las 244 manifestaciones convocadas en todo el país, una cifra que triplica a la estimación del Gobierno, de 1,2 millones.