El presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy (izq.) y a la primera dama Jacqueline Kennedy (der.) después de las ceremonias de llegada de H. E. Habib Bourguiba, presidente de Túnez en 1961. Foto: EFE
Imagine esto. Usted es un periodista que está sentado en su mesa de redacción. Suena el teléfono. Contesta. Le dicen que llamen a la Embajada de Estados Unidos para recibir una “buena noticia”.
¿Llama?
Seguramente lo haría luego de 25 minutos de esa llamada: el presidente John F. Kennedy moría asesinado en Dallas, el 22 de noviembre de 1963.
Esta es una de las informaciones relevantes que, hasta el momento, se desprende de los últimos 2 891 archivos desclasificados del magnicidio que conmovió al mundo y que alimentó las teorías conspirativas que con estas revelaciones se espera llegar a más, aunque hay al menos unos 1 000 más que supuestamente están revisando para dar a conocer siempre y cuando no afecte la seguridad estadounidense.
Según el informe, un memorando enviado al director del FBI por el subdirector de la CIA, James Angleton, cuatro días después de la muerte de Kennedy, se refiere a esta extraña llamada a un periodista de Cambridge Evening News. Apenas le dijeron ese escueto mensaje.
Esto dice el documento:
“El servicio de seguridad británico (MI-5) informó que a las 18:05 GMT del 22 de noviembre y se realizó una llamada telefónica anónima en Cambridge, Inglaterra, al reportero principal de Cambridge News”.
“La persona que llamó solo dijo que el periodista de Cambridge News debería llamar a la embajada estadounidense en Londres para recibir una gran noticia y luego colgó”.
“Después de que se recibió la noticia de la muerte del presidente, el periodista informó a la policía de Cambridge de la llamada anónima y la policía informó al MI-5”.