‘Bicho raro’. Así se define a sí mismo el ex líder guerrillero y presidente electo de Uruguay, José Mujica, quien se posesiona el próximo primero de marzo. Uruguay es una enorme fuente de lecciones por su profunda madurez democrática .
En las recientes elecciones hubo dos hechos que merecen una honda reflexión. Los uruguayos votaron contra una propuesta de reabrir los procesos contra los responsables de la dictadura militar y, al mismo tiempo, eligieron presidente a un ex guerrillero.
Con una mano decidieron ‘pasar la página’ de los horrores del pasado y con la otra, para reforzar esa decisión, designaron a un ex guerrillero presidente.
La dictadura terminó en 1985, gracias al controversial Pacto del Club Naval, mediante el cual los líderes políticos de los partidos Colorado, Frente Amplio y Unión Cívica y los comandantes de las Fuerzas Armadas pactaron un acuerdo de impunidad para los miembros del Estado y los líderes guerrilleros. Este pacto se materializó en la Ley como mecanismo para garantizar una transición hacia la democracia.
En 1989, la mayoría de los uruguayos votó contra un plebiscito que pretendía anular la Ley de Caducidad. En las recientes elecciones, celebradas el pasado 25 de octubre, nuevamente, la mayoría votó en contra.
Pero este gesto de reconciliación nacional no terminó ahí. La elección de José Mujica tiene un significado aún más profundo.
Mujica es, sin duda, un ‘bicho raro’. En 1964 cayó preso durante un asalto frustrado. En ese momento se hizo pasar por delincuente común y salió en libertad.
Poco después debió pasar a la clandestinidad como ‘Ulpiano’ o ‘Facundo’. Gravemente herido en un enfrentamiento con la fuerza pública fue, nuevamente, detenido y torturado. Tras una fuga, fue recapturado al inicio de la dictadura y pasó en prisión más de 10 años.
Al salir de la cárcel haría historia. Fue el primer ex tupamaro en llegar al Congreso. El primero en presidir la Asamblea. El primero en pasar revista a las tropas del Batallón Florida acompañado por el jefe del Ejército y los comandantes de la Marina y la Aviación. El primero en ser ministro y, finalmente, el primero en ser presidente.
Ese ‘bicho raro’ es un símbolo para toda América Latina. Es un símbolo de la capacidad de un movimiento armado de transitar de las armas a la política, de la violencia a la lucha democrática. Es un símbolo de la reconciliación nacional, en la cual los antiguos adversarios se reencuentran en una sociedad democrática.
¿Estamos los colombianos preparados para pasar la página y mirar a futuro? ¿Cuándo entenderán las FARC -organizaciones en proceso de honda degradación criminal- la inutilidad de su violencia irracional?
El Tiempo, Colombia, GDA